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Antoñito Núñez en Móstoles (Madrid).
Antoñito Núñez regentó el casino de Barea y trajo la primera televisión a un bar público

Antoñito Núñez regentó el casino de Barea y trajo la primera televisión a un bar público

Se consideraba un bar de clase media que concentraba a trabajadores pasar el ocio jugando a las cartas y al dominó, aunque también acogía en 'la cocinilla de Antoñito' al alcalde, al cura, al maestro, al médico, y al practicante, a comer los famosos pajaritos y riñones al jerez, acompañados del buen vino tinto Escobero y el blanco Chelva.

PEDRO FERNÁNDEZ LOZANO

Viernes, 17 de noviembre 2017, 09:51

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Antonio Núñez Mendo, más conocido en Guareña por Antoñito, regentó durante muchos años el Casino de la calle Grande. El centro del pueblo siempre se fija donde se sitúa el Ayuntamiento, mayormente. En Guareña no hay dudas. El centro lo acapara el consistorio municipal que preside la plaza de España, y a su diestra el que fue conocido por 'Casino de los señores', casino de los conservadores (hoy local temporalmente cerrado); y a la siniestra el Casino de Barea, casino de los liberales (ya cerrado hace muchos años al público y hoy local de propiedad privada). Este casino lo regentó hace años Antoñito Núñez, que hoy tiene 95 años (16 de febrero de 1922), nacido en la calle Salsipuedes, 23, y actualmente vive en Móstoles (Madrid).

Su padre fue Juan Núñez Martín, de Torrejoncillo, que se dedicó a la venta de paños yendo a venderlos en bestias por los pueblos; su madre, Trinidad Mendo Sosa, nacida en Guareña y dedicada a las labores propias que generaba la casa.

Antonio fue el tercero de seis hermanos: Isabel, Valentín (curiosamente llevaba el Casino de Guareña, mientras que su hermano llevaba el otro casino al otro lado de la plaza), nuestro personaje Antonio, Julia (la del comercio en Luis Chamizo), Francisca, y Antonia.

El inmueble donde estaba el 'casino de Barea' o bar de Antoñito, era propiedad de Elías Carrasco, quien se lo alquiló a Juan Barea, y reunía una tienda de textiles que regentaba su hijo Isidoro Barea, cuñado de Antoñito, pues éste se casó con Teresa Barea Merino y fruto de su matrimonio tuvieron dos hijos: Juan (fallecido en 2003) y Emilia con la que vive actualmente en Móstoles (Madrid). También el citado inmueble reunía un casino, y una vivienda por calle Pajares. A tres calles abre el inmueble: Grande, El Túnel, y Pajares.

Nuestro personaje del mes de noviembre se dedicó al comercio. Trabajó en Mérida y Don Benito, y en Guareña estuvo en tejidos de Casa Carlitos. Más tarde tuvo ese mismo comercio en propiedad pero en lo que hoy es el bar Los Claveles; después regentaría el casino de Barea y posteriormente cuando el inquilino murió tomó el nombre del bar-casino de Antoñito en los años 50. En este famoso bar de esquina llegó la televisión cuando nadie, o pocos, la tenían en casa, eso sí sería el primer bar de Guareña que la tuvo allá por los finales de los años 50. Todo un acontecimiento ir a ver la televisión al bar de Antoñito y disfrutar de las películas de Rin-tín-tín, Bonanza, el llanero Solitario, el fútbol, y los toros. "Cuando niños me acuerdo que nos parábamos a ver películas del oeste en la ventana del bar de Antoñíto, y armábamos jaleo, con lo que salía el camarero nos cerraba el postigo y se acababa ver la película", relata Juan Ignacio Mancha Borrallo, yerno de Antoñito, quien relata parte de esta historia.

Núñez fue además concejal responsable de la plaza de abastos y del matadero durante varios años cuando era alcalde Víctor Mediero Salvadiós.

En el bar de Antoñito, "de clase media, porque el de los ricos era el bar de los señores", detalla su yerno Juan Ignacio, se celebraban tanto bodas como comuniones, además de organizarse bailes en las fiestas. En este bar solía haber varios trabajadores, "hasta cinco en fiestas", puntualiza el yerno. Dice que por él pasaron José el zapatero, Pascual, Charrusco, Blas, Miguel, y una cocinera. El bar estaba en la primera planta y contaba con un salón en la segunda planta. A diario se concentraba la gente del pueblo para jugar a las cartas y al dominó, pero sobre todo a disfrutar del chato y viendo la televisión. En la parte de atrás, la que daba para la calle Pajares, había una puerta que accedía a la cocina, llamada 'la cocinilla de Antoñito'. En ella se juntaban el alcalde, el boticario, el practicante, el maestro, y el cura, a comer los famosos pajaritos y riñones al jerez, acompañados del buen vino tinto Escobero y el blanco Chelva. Antoñito también se desplazaba a algunos cortijos a cocinar sus famosas calderetas de cordero. Por este bar pasaron muchos exportadores de uva cuando era importante el fruto de las arenas de Guareña.

En el año 1968 se marcha Antoñito a Madrid, donde inaugura un bar en Usera que se llamó 'bar los campeonatos'. En esos años los jóvenes de Guareña que vivían en Madrid, no tenían coche entonces, y de este bar salía un autobús todos los puentes y días festivos a Guareña, "que siempre se llenaba", según recuerda Antoñito Núñez, entrañable personajes de Guareña.

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