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Naves de Frutos Selectos en plena labor en "los paños" manufacturando la uva montúa de Guareña.
Cuando la uva de Guareña valía su peso en oro

Cuando la uva de Guareña valía su peso en oro

Por los años 50-60 el 90% de las familias de la localidad vivían de ella y se decía que quienes tuvieran 3 ó 4 fanegas de viña vivían todo el año

PEDRO FERNÁNDEZ

Viernes, 20 de mayo 2016, 23:05

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La uva de Guareña tuvo sus años dorados entre 1950-60 cuando valía su peso en oro, ya que el 90 por ciento de las familias de la localidad vivían de ella. Se llegó a decir, todavía se oye en mentideros sociales, que, quien tenía tres o cuatro fanegas de viña vivía todo el año. Esto quiere decir que tenía buen precio, que se pagaba bien y valía la pena la labor que producían las viñas.

En el verano la zona de arenales de la dehesa Guareña se encontraba en plena producción. El sitio de la Estación de Ferrocarril a unos cuatro kilómetros de la población era un diseminado vivo por la manufacturación que ofrecía Frutos Selectos. Una gran mano de obra de mujeres y hombres, tanto jóvenes como adultos, trabajaban en la recolección de la uva. Los hombres cortaban la uva y otros se dedicaban al transporte de canastos sobre angarillas que iban a lomos de bestias camino de las grandes naves de Frutos Selectos. Cada bestia llevaba cuatro canastos de más de una arroba cada uno, unos pesaban una arroba y ocho libras, otros 110 ó 112, generalmente. Cuando llegaban a Frutos Selectos se descargaban los canastos colmados de uva blanca en los paños, que eran largas mesas con firma empresarial donde las mujeres espulgaban con tijeras el racimo, eliminando aquellas uvas pasas o que tuvieran alguna podredura; después pasaban esos racimos espulgados a otra sección de mujeres y jovencitas encargadas de enrasarlos en una caja de madera, plató, o platón que se decía por estas tierras, que fabricaban el equipo de carpinteros y servía para su exportación; los platones de uva se transportaban en vagones a Centroeuropa colocados en columnas y entre barras de hielo y paja para mayor conservación hasta su destino.

La carretera de la estación era un rosario continuo de gente y bestias que frecuentaban el camino hacia Frutos Selectos, la Tallesa, el carro de correos tirados por una yunta de mulas todo era un ir y venir recorrer ocho kilómetros para el trabajo que ofrecía la uva de Guareña. Hoy, unos 50 años después de aquel movimiento agrario, la Wikipedia refiere la uva de Guareña como denominada chelva de Guareña, dice en su información sobre la uva montúa.

Guareña que llevó su nombre por los mejores mercados nacionales y más allá de los Pirineos gracias a la uva criada en sus tierras, aún recuerda aquellos dorados años de los 50 a los 70 cuando la uva valía su peso en oro y muchas familias vivían de ella, una página transcendental en la vida de este pueblo, sin lugar a dudas.

La famosa chelva de Guareña comercializada en Frutos Selectos, o lo mismo es decir montúa, uva de mesa, tenía un color amarillo muy característico debido al buen deshoje de los agricultores, con alto contenido de azúcares. Los corredores compraban la uva bien a ojo, calculando la producción; bien al floreo cogiendo los racimos buenos y el resto para bodega a cuenta del productor; o bien al barrer, coger los racimos buenos primero, y después para bodega a cuenta del corredor.

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