Borrar
Mucha gente saliendo de misa de San Gregorio, imagen que no corresponde con el suceso.
Del trágico suceso ocurrido hace 95 años en la iglesia de San Gregorio

Del trágico suceso ocurrido hace 95 años en la iglesia de San Gregorio

Se celebraba la novena a la Virgen del Pilar y la caída de una vela prendió fuego unas telas que hizo cundir el pánico por salir del templo, muriendo cuatro personas asfixiadas y pisoteadas

PEDRO FERNÁNDEZ LOZANO

Miércoles, 21 de septiembre 2016, 16:48

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La labor de investigación de esta sección 'Guareña en el recuerdo' nos lleva a tiempos pretéritos recordar lo que sucedió en Guareña. En esta ocasión por un mínimo comentario de nuestros mayores del lugar nos remontamos al trágico suceso ocurrido hace 95 años en la iglesia de San Gregorio cuando se estaba celebrando la novena a la Virgen del Pilar. Era un sábado 8 de octubre de 1921.

En aquella época no había bancas en la iglesia como hoy, solo había reclinatorios, un tipo de mueble de rezo de asiento para una sola persona y bajito, de madera ornamental equipado con un pasamanos para apoyarse y una pieza acolchada sobre la que arrodillarse. Los había modestos y ricos, dependiendo del estado económico de la persona; los de familia pudientes tenían tanto en la parte inferior como la superior acolchados y tapizados de terciopelo. Normalmente tenían la función de sillas que se transforman en reclinatorios plegando el asiento. En aquella época de los años veinte muchas personas disponían del suyo.

Parece ser, y en esto tampoco coinciden la mayoría de las versiones contadas, que una de las velas colocadas en el altar se cayó del candelabro, prendiendo fuego al manto de la Virgen; otra versión se escucha que a los pies de la imagen pusieron una gasa simulando nubes y una de las velas se cayó y prendió la tela. Alguien pudo haber alertado con ¡fuego, fuego!, tras percibir llamas prendidas en la tela y la gente de atrás del templo sólo ver humo. Fue entonces cuando cundió el pánico en la iglesia.

El sacerdote era Francisco Ignacio Nieto (cura propio que ejerció su ministerio en la iglesia de San Gregorio desde 1896 a 1926 y arcipreste en 1916), más conocido por el cura Ignacio, dice Casimira Serrano haberlo escuchado en casa. El cura desde el púlpito (plataforma elevada en las iglesias desde la que se predicaba, hoy no) proclamaba una y otra vez tranquilidad a los feligreses, pero nadie hacía caso y el miedo se apoderó de la gente. Todos corriendo salían buscando la salida de la puerta principal de San Gregorio. Aquello debió ser una estampida loca, una huida rápida e impetuosa hacia la calle, la gente presa de extraordinario pánico, pugnaban por salir atropelladamente del templo, recoge La Prensa (diario independiente de Gijón, en su edición 113, domingo 9 de octubre de 1921; diez céntimos).

La confusión debió ser descomunal, y los gritos del público no dejaban oír la voz del cura que aconsejaba calma. Otras de las versiones escuchadas es que tocaron las campanas de San Gregorio a fuego; si esto fue así todavía con más motivo no se podría escuchar al sacerdote que tampoco contaba con megafonía. Otras personas, al enterarse del suceso, fueron corriendo a la iglesia en busca de familiares, sobre todo de niños; es el caso de la niña Clotilde Serrano que fue salvada de mano en mano y entregada a su padre que llegó al rescate.

En el suelo se encontraban numerosas personas sin conocimiento y bastantes niños, que eran pisoteados por los que huían, expresa la prensa de la época. Y coinciden los testimonios de Elisa Durán, Carmen Mora, María y Petra Cortés, y Rufina Durán, quienes oyeron siempre contar que la gente salieron corriendo y los tacones de agujas de los zapatos pisaban a los más débiles, niños y mayores, pero sobre todo a los mal parados que fallecieron a consecuencia de la estampida, que no del fuego, pisoteados por tacones en la cara de las personas, dicen. Fueron cuatro personas. En un principio se dijo que dos y luego la prensa recogió que cuatro muertos. HOY Guareña ha sabido tres nombres después de ser confirmados por sus familiares, falta descubrir la cuarta persona fallecida a consecuencia de asfixia y pisoteadas en cuello y cara. Fueron niñas y adolescentes, Amparo Retamar Oliva, Mercedes León Monago y Manuela Mora Trigueros. Averiguaciones de última hora todo apunta que la cuarta persona podría tratarse de María Gómez Barrero, según Ana Petra Gómez Barrero.

Y seguían llegando vecinos que con gran rapidez empezaron a practicar el salvamento de las personas que habían quedado en el interior de la iglesia. Algunos se protegieron en los confesionarios (habitáculo aislado en la iglesia usado para la confesión). Fueron extraídos los cadáveres de cuatro niñas, dice La Prensa, que habían perecido asfixiadas y presentaban grandes magullamientos a consecuencia de los numerosos pisotones que recibieron.

En el pueblo la consternación fue grandísima, apenadísimos por la desgracia de cuatro fallecidos por un fuego que no fue fuego, dice Carmen Mora, y que todavía no se le olvida cuando va a misa que sus padres siempre le decían: ¡que veas la claridad!, aconsejando ponerse cerca de la puerta, por si acaso ocurre lo del año 21 en San Gregorio.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios