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Martes, 4 de junio 2024, 00:22
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El 7 de mayo dio comienzo el curso de Iniciación a la Lengua de Signos Española organizado por la Asociación Adiscagua de Guareña, bajo el patrocinio de Inquiba y la colaboración del Ayuntamiento de Guareña, y tiene previsto finalice el martes 11 de junio cuando se cumplan las 25 horas de duración del curso.
Imparte el mismo la maestra especialista en Audición y Lenguaje e Intérprete de Lengua de Signos Española, Anabel González Caro. Se imparte en el CID Guadiana, de Guareña, con sesiones los martes y jueves de cada semana, entre las 17.30 y las 20.00 horas (dos hora y media).
Asisten 19 alumnos (17 mujeres y dos hombres), después de quedarse en reserva ocho personas interesadas. La mayoría de los asistentes son, o residen en Guareña, exceptuando una alumna que vive en Valdetorres.
El curso abrió la convocatoria para personal de restauración y comercio, como objetivo principal, pero los perfiles de las personas asistentes son muy variados, hay maestras y técnicas de educación infantil, orientadora en centros educativos, trabajo social, auxiliares en enfermería, administración, biólogas, etc., mucha diversidad en los perfiles del alumnado asistente.
Por otro lado, también hay personas que asisten al curso «porque ellas mismas o un familiar cercano tienen pérdidas de audición y quieren conocer y aprender la lengua de signos, por si en un futuro la utilizan como sistema de comunicación», informa Anabel.
Esta maestra considera la lengua de signos como «la lengua natural de las personas sordas». Señala que es una lengua «de carácter visual, gestual y espacial con una gramática propia que reúne todas las características y cumple las mismas funciones que cualquier otra lengua».
Dice que esta lengua de signos «facilita el aprendizaje en general, así como el acceso a la lengua oral, además de propiciar la participación e inclusión social de las personas sordas y sordociegas».
La lengua de signos española y la lengua de signos catalana están reconocidas mediante la ley estatal 27/2007. En España, estas lenguas han pasado de una situación puramente doméstica a una situación como la de hoy en día, en la que su uso trasciende cada vez a más ámbitos y contextos sociales.
Destaca González Caro que el Consejo de Patrimonio Histórico acordó en 2018, que la lengua de signos española y la lengua de signos catalana, así como sus manifestaciones culturales, sean declaradas parte del Patrimonio Cultural Inmaterial.
No vale igual la lengua de signos en un país que en otro, «no hay una única lengua de signos en el mundo», advierte Anabel, dice que cada país tiene una o varias lenguas de signos que han evolucionado en el seno de sus comunidades lingüísticas, con independencia de las lenguas orales. En España, está la lengua de signos española y la lengua de signos catalana.
Metodología
La metodología de esta acción formativa que imparte Anabel, «es flexible y atiende a las necesidades específicas de cada participante», respetando el ritmo de aprendizaje de cada alumno, dice.
El curso consta de teoría y práctica, predominando la parte práctica. Además, el proceso de enseñanza y aprendizaje se promueve a través de actividades, en las que se fomenta la diversidad metodológica como, dinámicas individuales, en parejas, grupos, y prácticas en diferentes situaciones comunicativas, relacionado con el contenido propuesto, siguiendo un enfoque comunicativo, participativo y cíclico, según explica esta maestra guareñense.
Los signos que aprenden sus alumnos «son una parte de la gramática y la expresión facial y corporal, otra». Es decir, no es lo mismo, porque los signos «son nuestras palabras en la lengua oral, y la expresión facial y corporal, es la parte de la gramática con la que expresamos las dudas, preguntas, entonación…, tipos de exclamaciones, incluso como expresamos, de una forma seria, más lúdica…», explica Anabel la forma de aprendizaje de los tipos de signos de esta lengua.
Destaca el interés, esfuerzo y motivación de las personas asistentes al curso. «Tienen muchas ganas de aprender esta lengua para utilizarla a nivel personal, familiar o en su ámbito laboral», concluye Anabel González.
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