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Antonia López González. Pedro Fernández
Antonia López aconseja seguir con la medida estrella del distanciamiento social para evitar la transmisión
CRISIS CORONAVIRUS

Antonia López aconseja seguir con la medida estrella del distanciamiento social para evitar la transmisión

Antonia López opina cómo se debe proceder sobre la desescalada para esta pandemia.

Domingo, 3 de mayo 2020, 12:43

Antonia López González, Hija Predilecta de Guareña, sigue muy pendiente desde Brasil la evolución de la cuarentena que se vive en España y en su pueblo natal. Por estos días los medios de comunicación inundan de optimismo informando que el Gobierno de España confía en terminar toda la desescalada a finales de junio. La doctora guareñense señala que la recomendación de la desescalada de la pandemia «es hacerlo de forma progresiva y asimétrica«, adoptando acciones que tengan presente: »que la transmisión esté bajo control; que los sistemas de salud tengan capacidad para tratar y rastrear contactos; que los riesgos de brotes en centros de mayores o instalaciones hospitalarias sean monitorizados; que las medidas preventivas en lugares de trabajo, escuelas o transportes sean cumplidas; y que todos como sociedad nos comprometamos a respetar normas higiénicas, de distanciamiento social u otras que se nos sugieran«, enumera López, pues está convencida de que »todos rechazamos vivir en cuarentena permanente«.

Cree que debemos adaptarnos a esta nueva fase, y para ello necesitaremos tiempo, «un tiempo que nos fue dado en el confinamiento». Pero lo importante, dice, es que pensemos que estos cambios nos ayudarán a todos por igual. Y eso requerirá, en principio, «seguir con la medida estrella del distanciamiento social para evitar la transmisión«, según aconseja esta mujer doctora y especialista en enfermedades tropicales.

Por los datos objetivos que se conocen, López asegura que esta enfermedad del coronavirus «es multifactorial y una desescalada debe tenerlo presente». Cree necesario se lleven a cabo «test serológicos masivos» para tener una fotografía global de la inmunidad real, y fortalecer de forma permanente las infraestructuras sanitarias, así como garantizar todas las medidas de protección al personal sociosanitario que las integran.

Cita a Boris Cyrulnik, neurólogo francés, que refiere la salud como el antídoto para saber si una sociedad es igual para todos; «este sueño de salud para todos en cualquier lugar del mundo no es un experimento, está en relación a lo que todos queremos como sociedad del bienestar». Y de igual forma cita también al inmunólogo profesor Peter C. Doherty, quien habla de un camino a recorrer con informaciones técnicas parcialmente conocidas o totalmente desconocidas, pero con una idea clara sobre la búsqueda de una inmunidad global frente al COVID 19; y hasta conseguirlo «debemos convivir con las decisiones de querer abrir los pequeños negocios, de si se podrá ir a clase, o recuperar la rutina de medir la presión arterial en su centro de salud; o, quizás, más ambicioso la de celebrar un cumpleaños entre amigos». Recuerda Antonia López que estas situaciones están aún por decidir, pues este virus aún circula y puede continuar un tiempo mayor o menor en función de cómo los científicos, responsables gubernamentales y ciudadanos, «colaboremos para poder dar una respuesta real como colectivo».

En el área panamazónica donde trabaja López, donde durante años viven el aislamiento por la enfermedad de Hansen (lepra), señala que consiguen salir gracias a acciones bien concretas: «como la de realizar exámenes dermato-neurológicos a toda la población, el acceso a los tratamientos gratuitos y el rastreo continuo de los comunicantes», explica.

Sostiene que esta desescalada nos toca hacerla con cierto «grado de confianza», pues todos vamos a participar de la misma maratón, aun cuando el ritmo sea desigual en función del km de desescalada en que nos encontremos, ya que todos «queremos salir a la calle más sanos y mejor preparados».

Dice López que en ocasiones los seres humanos infravaloramos nuestra propia resiliencia (propiedad de la física aplicada al campo de la psicología y se refiere a la capacidad que todos tenemos bajo presión a adaptarnos a un ambiente o circunstancias nuevas), y esta experiencia «nos debe haber enseñado que la salud depende en gran medida de la ecuación resultante de medidas preventivas, y la consolidación de un sistema de salud pública reforzado, para poder llegar a ser un poco más indestructibles frente a virus, bacterias, hongos o parásitos». Cuenta esta doctora que trabajando en zona endémica de alta vulnerabilidad, o de bajo índice de desarrollo humano, «te conviertes en gente muy normal que no se rinde, esto lo he aprendido con personas que han sufrido malaria, jorge logo, puru-puru, hansen (lepra)«, enfermedades con las que lucha a diario.

Dice que todos reconocemos que el mosquito, o el bacilo, «o el virus vendrán de nuevo cada año a la misma zona, a las mismas casas, a los mismos ríos, a las mismas vidas, pues como diría el profesor Tal Ben-Shachar esta gente practica, sin saberlo, la denominada psicología positivista«. De ahí que entiendan que su supervivencia dependa de »no rendirse nunca, y ser capaces de seguir adelante en el mismo contexto de dificultad, pero con una actitud bien diferente«.

En estos días de trabajos y reuniones intensas, dicen que tratan de buscar protocolos de actuación a largo plazo, entre este COVID 19 y las llamadas enfermedades tropicales olvidadas; y reflexionando, como grupo, piensan que «todo esto que estamos viviendo debería ser un ejercicio de confianza hacia la ciencia, como una materia de conocimiento global, y apelar a su sentido ético para reivindicar la salud como derecho fundamental y no como un privilegio en función de donde nazcas», concluye la especialista doctora en enfermedades tropicales Antonia López.

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