

«Pequeños gestos consiguen grandes logros». Lejos de ser una frase hecha, la asociación de personas discapacitadas de Guareña (Adiscagua), toma esta expresión como base para la recogida de tapones de plásticos y depositarlos en unos grandes corazones fabricado en forja, convertidos en contenedores solidarios a la participación ciudadana.
Han sido instalados en la Plaza de San Gregorio, en el Parque Hernán Cortés y en El Chiriveje. Todos ellos en la localidad porque además se han instalados otros en Manchita, Valdetorres, Oliva de Mérida y Cristina.
Estos contenedores en forma de corazones, tiene como objetivo recoger tapones de plásticos que, además de reciclar, sirven como fuente de financiación para los proyectos de Adiscagua. Por tanto se convierten en Corazones Solidarios.
Dichos Corazones han sido donados fabricados por la empresa SYMA y patrocinados por INQUIBA, y en la inauguración del pasado 15 de julio (primera actividad de la renovada reciente junta directiva) contó con la colaboración del Ayuntamiento de Guareña.
En el citado acto inaugural de los corazones solidarios estuvo presente el nuevo presidente de Adiscagua, Pedro González Serano, que agradeció a la empresa Inquiba el patrocinio de esta iniciativa,. También presente la concejala de Sanidad y Bienestar Social del Ayuntamiento, Marina Agraz, que agradeció a la asociación dar visibilidad a todo tipo de discapacidades, además de animarles a trabajar en conjunto con el ayuntamiento para así, entre todos, eliminar barreras y hacer de Guareña un pueblo más accesible.
Casos de agradecimiento y denuncia
Al hilo de las palabras de la edil Agraz sobre la eliminación de barreras, la vicepresidente de Adiscagua, Lola Aguado contaba en su portal de Facebook, con una de cal y otra de arena sobre la eliminación de barreras. Por una parte, agradecía al Ayuntamiento haberle facilitado la movilidad en su vida diaria accediendo al acerado sin barreras; y por otra, no da crédito a lo que le ocurrió hace unos días cuando quedó con una amiga para comer en el Restaurante El Coto, se presentaron por la puerta de esquina al inmueble que da acceso directo al comedor, pero contaba con dos escalones, a lo que la amiga de Aguado subió y preguntó si había otra puerta por donde pudiera Lola Aguado acceder con su silla de rueda al comedor, ya que cuenta con movilidad reducida; y le dijeron rotundamente que no, «que si no podía entrar por esa puerta, que no podía comer allí». Varias personas se ofrecieron subir a la vicepresidenta de Adiscagua, pero como se iba a encontrar con el mismo problema al salir, decidieron irse a comer a otro restaurante.
Manuel Castaño, gerente del restaurante, desconoce lo que le ha pasado a Lola Aguado y lo lamenta. «Con otras personas no ha ocurrido y necesitaban ayuda y se la hemos dado, pero lo que le ha pasado a esta persona no lo sabía. Me enteraré y espero no vuelva a suceder», ha declarado a HOY Guareña.
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