

El pasado lunes 8 de enero, la vecina más longeva de Guareña, Hermenegilda Sánchez Márquez, cumplió la friolera de 105 años y celebró su cumpleaños ante una gran tarta en su domicilio de calle Cañadilla, número 16.
Esta mujer nació el 8 de enero de 1919 cuando azotaba la conocida «gripe española del 18» y cuando su familia estaba trabajando en la finca El Cahozo, término municipal de Oliva de Mérida. Se bautizó en Guareña. Sus padres, Gabriel y Antonia, criaron a sus seis hijos: Santiago, Dolores, Consuelo, Inés, Hermenegilda y Marta.
Con todos estos años, Hermenegilda tiene una vida larga de mucho sacrificio, de mucha alegría y buen carácter, porque en febrero de 2021, cuando HOY la entrevistó en su casa tras cumplir 102 años, se pudo comprobar su estado tan optimista que, incluso, confesó no tener sensación de vejez, «parece como si no pasaran los años por mí, no me canso…», decía.
Trabajó haciendo «de todo» tareas en el campo. Su familia sufrió la guerra civil, pues se lo quitaron todo, bestias, comida, casa… «todo se lo llevaron», literalmente. Hermenegilda tenía 17 años y junto a su familia se fueron en tren a Valencia. Cuando acabó la contienda y regresaron a Guareña, se encontraron desvalijada su casa en la calle Fuentes, con lo que tienen que hospedarse en una casa de gente conocida en la calle Derecha. Empezó a trabajar en labores de casa y «a servir un par de años a domicilio». Confesó hace dos años que nunca pasó hambre.
El 26 de febrero de 1943, en plena posguerra, contrae matrimonio con un joven jornalero, Elías Robles Mancha, quien fue encargado de la bodega de Juan González Carrasco. Fruto de su matrimonio nacieron Miguel, Gabriel y Francisca Antonia. Además de tres nietos y cuatro biznietos en la actualidad.
Hermenegilda y familia pasaron muchos años de inquilinos hasta fijarse en Cañadilla, número 16. A principios de 2000 es operada de cataratas de los dos ojos y quedó muy bien. A su edad, se cuida para la tensión arterial, protección al estómago y para la circulación con medicamentos, pero tiene buena salud emocional y dispone de un buen entorno social familiar y vecinal favorable.
Pasea por casa con bastón, sigue teniendo buena alegría… hasta hace unos años barría la puerta de su casa, limpiaba…, pero ya le falta la vista y la memoria va perdiendo. No se enfada por nada y tiene un carácter siempre muy bueno, alegre y contenta. Todavía se ríe y mucho. Hace unos años sus hijos la llevaban al campo y disfrutaba cogiendo flores, una costumbre que le gustaba mucho. Como dice Mahatma Gandhi «a un rosa no le hace falta predicar. Le es suficiente difundir su perfume». Y Hermenegilda todavía desprende aroma. Una flor de 105 años.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.