Francisco Serrano renueva el western clásico en su libro 'En la costa desaparecida'

En esta renovación del western clásico, Francisco Serrano teje una trepidante historia de venganza y secretos familiares, demostrando que el Lejano Oeste sigue siendo un terreno fértil para el relato contemporáneo, pero también que es posible expandir, subvirtiéndolos, los viejos arquetipos del género.

En la costa desaparecida bebe de clásicos como Elmore Leonard, Oakley Hall o Curtis Garland, pero se enmarca en una vuelta de tuerca al weestern en la que se encuentran títulos como El pájaro carpintero, de James McBride, o La encrucijada del roble, de Elizabeth Crook.

Sinopsis

Territorio de Arizona, finales del siglo XIX. Hogar de cuatreros, exploradoras, cazarrecompensas, arrieros y prospectores. Un lugar más mítico que histórico, conocido a través de las novelas del Oeste y las películas en sesión de tarde. En este territorio árido e inmenso, tener una tribu en la que poder confiar es condición indispensable para sobrevivir. Clara Hooper, reciente viuda del sheriff, experta adiestradora de caballos, está a punto de descubrir que no es fácil dejar atrás el pasado, y que su nuevo clan puede no ofrecer protección suficiente frente a la ira del que dejó atrás. Por la novela de Francisco Serrano, tan interesada en perfilar personajes complejos como en recrear una Arizona soñada, desfilan hombres honestos como Horace Curtis y Andrew Velt, asesinos temibles como Chuck Kerrigan, tahúres como Eugene Sonny Fletcher, supervivientes como Elías Venzala. Nombres de leyenda. No es extraño que se escriban libros sobre ellos.

Serrano es además autor de títulos como Hajira (Episkaia, 2018), nouvelle de ficción climática ambientada en una España inundada, que ha alcanzado las tres ediciones, o la novela Perros del desierto (Editorial Alegoría, 2013), un orgulloso pulp espacial. Ha participado también en antologías de cuento como Estío. Once relatos de ficción climática (Episkaia, 2018) y en los monográficos de ficción Prosa Inmortal.

HOY Guareña le entrevista por conocerle a este joven escritor que inició sus estudios primarios en Santa Amalia, «donde mi padre era maestro. Mi querencia siempre ha estado en las letras y en particular en la literatura, por supuesto. Aunque en cuanto a lecturas siempre iba un poco por libre con respecto al programa del colegio o el instituto».

¿Actualmente estudias? ¿Qué haces aparte de escribir? ¿A qué te dedicas?

Me dedicación principal estos últimos años ha estado en la asociación cultural 'Hostia Un Libro' (HUL), de la que formo parte. Con esta asociación hemos montado cinco ediciones del festival HUL de microedición literaria y deporte, también el Festivalito de Autoedición de Villaverde, cursos, talleres de fanzines, charlas y la gestión de una de las casetas de la Cuesta de Moyano, en Madrid, en la que se venden libros de viejo y es la feria permanente del libro más antigua de Europa.

¿Esta afición de escribir de quién te viene, de familia, amigos, profesores…?

Supongo que de una combinación de todo, principalmente del entorno directo familiar, que es el primero que te provee de libros. Esas primeras lecturas, tanto de la infancia como de la adolescencia, son lo que cimientan la imaginación futura y la necesidad de darle salida.

Es raro que un joven de 38 años escriba una novela de renovación del western clásico. ¿Por qué lo has escrito para tus padres?

Sin duda de entre las influencias formativas ya mencionadas las de mi madre y padre son las más fundamentales, así que era obligatorio reconocérselo y dedicarles este libro.

La novela del oeste es un género literario narrativo de la literatura popular o de consumo, ambientado generalmente en el siglo XIX y en los Estados Unidos de América, durante el período de expansión de esta nación hacia el llamado far west, con importantes derivaciones cinematográficas y en la historieta gráfica incluso. Hoy esto no es muy usual escribir, o al menos eso parece, por lo menos en España, ¿no? ¿Vuelve a interesar este género?

El wéstern es un género que se resiste a desaparecer, por mucho que se le suela dar por muerto y enterrado. Desde que pasó su auge, tanto cinematográfico como literario, ha sufrido diversas transformaciones, se ha infiltrado en otros géneros, se ha resistido a caer en la irrelevancia. Sin embargo en España tenemos nuestra pequeña tradición de bolsilibros de vaqueros, así que de alguna manera solo estoy añadiendo una entrada más al catálogo del wéstern español.

Dices que escribes esta novela y que es un trabajo solitario, cuando detrás tienes un montón de colaboradores y se lo agradeces a muchos amigos que enumeras al final del libro. ¿Cómo es esto?

Escribir es solitario porque al fin y al cabo es algo a lo que uno se enfrenta a solas con su teclado, pero también es justo poner el valor de las personas que te aconsejan, realizan primeras lecturas de la obra, recomiendan libros o simplemente hacen que estés menos solo. Me parecía de justicia señalar esta paradoja.

¿Conoces personalmente algo de Estados Unidos, algún viaje a Arizona, a México… o es toda invención tuya esta novela?

La Arizona en la que sucede esta historia tiene sus raíces en el imaginario colectivo de la Frontera y el Salvaje Oeste mucho más que en una realidad geográfica o histórica, aunque esté escrita desde el realismo. Me parecía interesante jugar con los códigos del mito, más enriquecedor para la historia, al ser un relato legendario de otra nación, pero que nos ha sido transmitido culturalmente.

¿Alguna otra cosa más que quisieras aclarar porque las preguntas anteriores no te han dado oportunidad de hacerlo?

Simplemente dar las gracias por la entrevista y enviar un fuerte abrazo. Espero poder hacer una presentación en Guareña lo antes posible.