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Paca Cortés Malfeitos protagonista en Gente Cercana del mes de septiembre de 2017.
Paca Cortés enseñó a cientos de niñas a coser y a bordar su ajuar

Paca Cortés enseñó a cientos de niñas a coser y a bordar su ajuar

Tenía un taller en su casa que las alumnas, mujeres solteras y en edad de casarse, acudían en horario de mañana o tarde, para preparar sábanas, manteles, servilletas, ropa de cama…

PEDRO FERNÁNDEZ LOZANO

Jueves, 21 de septiembre 2017, 15:58

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Antiguamente el ajuar de novia consistía en prendas que la mujer personalmente cosía y bordaba para su noche de bodas o para su nueva vida. Esto incluía sábanas, manteles, servilletas, ropa de cama, en general toda la ropa blanca. Las mujeres solteras y en edad de casarse iban preparando su ajuar con antelación, incluso sin estar comprometidas aún. Esta costumbre, como la mayoría de las tradiciones nupciales, se originó en Europa, siendo frecuente entre las familias campesinas, principalmente.

El ajuar es el conjunto de bienes, (mobiliario, ropa, etc.) que conforman un hogar. Tradicionalmente, era la familia de la esposa la que aportaba el ajuar al matrimonio, siendo responsabilidad de la madre ir preparando el ajuar de sus hijas antes de su boda y de acuerdo con su posición económica. Era preceptivo que la confección y especialmente el bordado de determinadas prendas (manteles, sábanas...) fuesen obra de la novia. Pero había que ensañarla a coser y a bordar desde bien pequeña. Y ese papel lo conjugaba una maestra de este oficio como fue Francisca Martina Cortés Malfeitos, que por su nombre de pila no la conoce nadie, y sí por Paca Cortés.

Nació en la misma casa donde vive actualmente, en el número 17 de la calle Luis Chamizo. Hija del campesino Juan Cortés González y de Paulina Malfeitos Cortés, maestra modista. Paca es la cuarta de cinco hermanos: Juan (ya destacado en esta sección), Tomás (fallecido), Rosa (fallecida), nuestra protagonista, y Joaquín (que falleció de niño).

Paca fue poco a la escuela para aprender lo básico: escribir, leer, y cuatro cuentas. No le gustaba la escuela y fue a clases particulares. Su madre pronto le enseñó a controlar las tareas propias del hogar, pero especialmente a coser, a planchar, y a bordar; con lo que siempre se le ha visto entre bastidores, agujas, y muchas telas. Ah, y también detrás de la máquina de coser, que supo pronto manejar los elementos de la Singer o de la Alfa: la rueda, pedal, prénsatela, canilla, etc. Su madre le enseñó hacer de todo. Todavía hace bordados.

Por la calle de Los Llanos moceaba paseando un tal Alfonso Moreno Mora, joven apuesto que, al pasar por casa de Paca, solía decir: "en esta calle me casaré con alguna", cariñosamente. Y así fue que el destino supo decirle a Cupido qué corazones atravesaría por la calle Luis Chamizo. Paca eligió a Moreno contraer matrimonio con todo su ajuar de lujo que le había emprendido Paulina. Fruto de ellos tuvieron cuatro hijos: Lili, Tomás, Juan, y María del Pilar (fallecida).

Taller de costura

Muy pronto Paca montó su taller de costura. Por la puerta falsa donde Moreno solía sacar las bestias entraban las niñas a aprender costura, por un pasadizo paralelo a la vivienda, estrecho, de unos diez metros de largo hasta llegar al espacio más ancho y cada niña ocupaba su silla de costurera, cogían el bastidor y cose que te cose, entraban y sacaban la aguja con hilo bardando su ajuar. Paca también enseñaba cómo coser en la máquina. Las niñas eran mandadas por sus madres "para aprovechar el tiempo cosiendo", "zurcían los calcetines, se cogían los puntos de las medias se aprovechaba de todo", cuenta Paca. Venían niñas no sólo de Guareña, sino también de Cristina, Oliva de Mérida, Manchita "de estos pueblos de alrededores venían mucha gente". Todavía con 89 años borda Paca y orgullosa enseña su obra. Trabajar con el bastidor ya le cuesta, debido a que le tiembla la mano izquierda, "pero hago cadenetas, punto lanzado y para entretenerme mi hija me trae para dibujar y pintar con colores". Las mañanas temprano Paca, ayudada de su bastón, pasea por su acera antes de ponerse a coser, o de pintar, o hacer las tareas obligadas que genera su casa.

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