

Los profesionales sanitarios y trabajadores de los hospitales y residencias llevan semanas denunciando la falta de material de protección, pero el problema también se extiende a otros sectores que continúan trabajando tras decretarse el estado de alarma. Es cierto que las mascarillas van llegando poco a poco, pero todavía hay profesionales que la demandan. Y para ello, un grupo de mujeres de Guareña han tenido que ingeniárselas de forma artesanal.
Ante esta situación la semana pasada unas cincuenta mujeres valientes del pueblo se han puesto a hacer mascarillas caseras. La iniciativa partió de Antonia García Calzado, quien empezó con un grupo de voluntarias ayudando en todo lo necesario para elaborar mascarillas «que nos la pedían a nivel individual enfermeras, también para gente trabajadora del pueblo», dice.
Esta mujer promotora de la idea subraya que empezó para ayudar en todo; «unas las hicimos para los hospitales de Mérida y también para el de Don Benito-Villanueva«. García tiene la experiencia de haber hecho varios cursos de tecnología textil, »sabía el material que teníamos todas al alcance en nuestras casas, debía de ser cien por cien algodón, porque antiguamente se utilizaba el textil quirúrgico para los quirófanos, se desinfectaban las batas a altas temperaturas y se volvía a utilizar«, explicaba para HOY Guareña Antonia García.
Empezaron a recoger sábanas antiguas «que son cien por cien algodón y son las que hemos estado utilizando; las hemos lavado con agua muy caliente y luego las hemos desinfectado con legía y jabón». Dice que se habrán repartido más de tres mil mascarillas, «la pena es que lo hemos puesto de nuestro bolsillo, pero con mucho cariño», revela García Calzado. Cuenta que comenzaron haciendo un patrón, después las telas se lavaron a noventa grados con legía, se pusieron a secar al sol y se planchan a noventa grados, «son mascarillas que se pueden reutilizar; unas cortan a la medida de 24x24, otras hacen las mascarillas, y otro grupo las planchan…», detalla García. En este equipo de féminas enumera a Marisa, Cati, Mari Jose, Deme, Ángela, Elisa, Juli, Isabel, Mercedes, entre otras muchas que, como una piña, hacen una labor encomiable.
«Lo mejor que nos podía venir para esta mascarillas es el tejido indiolino; un tejido cien por cien de algodón de las sábanas antiguas que tenían nuestras abuelas, es el que hemos estado trabajando para mascarillas caseras«, relata Antonia. Y cuando entregaban las mascarillas explicaban »que por favor las lavaran con agua, jabón y un chorreón de legía, antes de ponérselas, porque nosotras las teníamos manipuladas«, consejos certeros en la entrega del producto.
Muchas mujeres han estado todas a una en esta fabricación casera por un bien común para evitar contagios en los trabajos. El COVID-19 no puede con este tipo de iniciativa surgida por un grupo de mujeres de Guareña que, felices y motivadas, cada una desde sus casas, han creado un movimiento solidario para bien de todos. «Este grupo no sólo era hacer mascarillas, sino nos ayudábamos unas a las otras, si una se venía abajo, por la situación en la que estamos viviendo, el resto nos uníamos para elevar esos ánimos», explica Antonia.
De las cincuenta mujeres, unas cosían, otras aportaban las telas, y otras han donado donativos para comprar gomas y todo lo que han necesitado, según ha manifestado por vía WhatsApp a HOY Guareña Antonia García. Dice que todas por igual han trabajado, «todas hemos hecho lo que hemos podido, la pena es que ha sido demasiado tarde; teníamos que haber empezado antes», asegura.
«Entre el grupo se encuentra una sanitaria de Madrid, Marta Cabrera, que tiene el coronavirus y nos ha ayudado en animarnos; fíjate cómo está ella, que aun estando recluida, nos ha animado muchísimo. Marta cogió el coronavirus ayudando en su trabajo porque estaba con infectados, y tuvo una mascarilla que era por horas, y la tuvo una semana porque no había material. Ella está pasando el coronavirus, se le está pasando gracias a Dios, está aislada en su casa con sus padres que son mayores. Nos cuenta las penurias que están pasando en Madrid, y nos animan ellos a nosotros, es alucinante… Marta está superando la enfermedad, nos escribe, nos da consejos y le damos ánimo igual que ella nos lo da a nosotras«, relata Antonia la experiencia que están viviendo en contacto con gente de Madrid.
«Yo empecé a comunicarlo a algunas asociaciones y no me hicieron caso antes de que pasara el estado de alarma, sería el 6 o 7 de marzo cuando empecé a decirlo, que todavía nadie se había puesto a hacerlo, que por favor están necesitando mascarillas en los hospitales, y no tuve respuesta. Entonces algunas me animaron aparte y así empezamos el grupo, todas mujeres, aunque algunos hombres nos ayudan a planchar, vienen a recogerlas, traen y llevan bolsas...», relata García Calzado.
Destino de las mascarillas caseras
Las últimas mascarillas se repartieron el pasado jueves 26, «han ido para La Zarza, de una fábrica de dulces, que no tienen ninguna, que salen a repartir los dulces y no tienen mascarillas; esas son las últimas que yo he dado«. Y otras han ido al hospital de Mérida, también al hospital de Don Benito-Villanueva, otras a la gente del pueblo que salen a trabajar en residencias Geriátricas «y que no tenían nada», también para la residencia de mayores... y hasta nos han pedido batas de bolsas de basura«, según informa Antonia. A este respecto, de forma anónima sí se han pedido hacer batas con bolsas de basura en la que el Ayuntamiento de Guareña colabora facilitando el material, según ha confirmado la portavoz del gobierno en el consistorio municipal, Josefa Ruiz. De igual forma, coordinará el Ayuntamiento el pedido de telas quirúrgicas para que se hagan unas 6.000 mascarillas para ser repartidas en Guareña y sea un grupo de AOEX y el grupo anónimo de las cincuenta mujeres que han surtido las primeras mascarillas caseras.
Entre unas mujeres del grupo anónimo de cincuenta miembros y otras mujeres de AOEX, podrán cubrir las necesidades que se tienen en hospitales, residencia de mayores, geriátrico, fábricas, y otras profesiones en el pueblo. Piden ayuda, y si alguien quisiera colaborar «pueden contactar con alguien del grupo de mujeres», apunta Antonia García.
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