

En la tarde del pasado lunes 21 de febrero, la consejera para la Transición Ecológica y Sostenibilidad, Olga García, y el director general de Planificación e Infraestructuras Hidráulicas de la Junta de Extremadura, Álvaro Jiménez, han mantenido un encuentro con el alcalde de Guareña, Abel González y el concejal de obras y urbanismo, Juan Carlos Fernández, para informarle de los avances en los trabajos de mejora de las infraestructuras hidráulicas de abastecimiento y depuración del municipio, según informa el Ayuntamiento de la localidad.
Técnicos de la consejería empezaron a analizar la problemática existente en el año 2020 y se determinó la necesidad de actuar en diferentes infraestructuras ya envejecidas, como son la estación potabilizadora puesta en marcha en los años 70, la conducción de fibrocemento en alta o la adaptación de la EDAR, además de analizar la construcción de una nueva toma de emergencia sobre el Canal del Zújar.
Con estas actuaciones se logrará adaptar estos sistemas a los requerimientos de la directiva 91/271 y directiva marco del agua, con el objetivo de prevenir posibles situaciones de desabastecimiento.
Actualmente, el sistema de abastecimiento de la localidad es compartido con el municipio vecino de Cristina. Por su parte, la Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Guareña también trata los vertidos de Oliva de Mérida y de Cristina, por lo que más de 9.000 habitantes se sirven de las infraestructuras hidráulicas analizadas.
La Junta licitará los trabajos de consultoría para redactar los proyectos constructivos a lo largo del presente año 2022, según señala en nota de prensa la Junta de Extremadura.
Historia de la EDAR
La EDAR de Guareña fue construida en 2002 con el fin de recoger las aguas residuales de Guareña (6.812 hab), Cristina (551 hab) y Oliva de Mérida (1.710 hab). Está dimensionada para tratar un volumen de 3077 m3/día de agua urbana y 80 m3/día de agua industrial. Consta de las instalaciones necesarias para la depuración de esta agua, separando de ellas los fangos y vertiendo al arroyo del Caballo las aguas ya refinadas.
La inversión en su día fue de 2.829.625 euros procedentes de fondos de la Junta de Extremadura que a través de la Consejería de Obras Públicas y Turismo, Dirección General de Infraestructuras, permite el vertido de las aguas depuradas con parámetros de calidad que conllevan la recuperación ecológica al arroyo antes mencionado, donde los efectos son visibles y del río Guadiana en la medida en que este afluente le influye.
Las instalaciones constan de una línea de agua y una de fangos. La línea de agua se compone de: pozo de gruesos, desbaste, tamizado, desarenado, desengrasado, decantación primaria, tratamiento biológico, decantación secundaria, y cámara de cloración. Y la línea de fangos dispone de: recirculación de fangos, extracción de fangos en exceso, extracción de fangos mixtos a balsa de estabilización, espesamiento, deshidratación, y tolva de fangos.
La depuración biológica consiste en provocar el desarrollo de microorganismos que se alimentan de la materia orgánica, que es la suciedad, presente en el agua residual, se aporta oxígeno para que puedan respirar aireando el agua mediante agitación. Después hay una decantación, primaria (que se encuentra fuera de servicio) y secundaria «desde donde hay una separación del agua depurada del fango que contiene los microorganismos», según explicó en su día el jefe de sección de Aqualia, Gabriel Morales Manchón. Y por fin, tratamiento del fango, donde éstos generados durante el proceso de depuración «se estabilizan y deshidratan antes de su evacuación, pudiendo utilizarse como abono en agricultura», detalló pormenorizadamente en su explicación.
Las obras comenzaron el 23 de mayo de mayo de 2001 y concluyeron a finales de mayo de 2002, iniciándose un periodo de explotación de dos años, financiado por el gobierno regional de Extremadura.
Está dimensionada para tratar un volumen de 3077 m3/día de agua urbana y 80 m3/día de agua industrial. Consta de las instalaciones necesarias para la depuración de esta agua, separando de ellas los fangos y vertiendo al arroyo del Caballo las aguas ya refinadas.
La inversión en su día fue de 2.829.625 euros procedentes de fondos de la Junta de Extremadura que a través de la Consejería de Obras Públicas y Turismo, Dirección General de Infraestructuras, permite el vertido de las aguas depuradas con parámetros de calidad que conllevan la recuperación ecológica al arroyo antes mencionado, donde los efectos son visibles y del río Guadiana en la medida en que este afluente le influye.
Las instalaciones constaron de una línea de agua y una de fangos. La línea de agua se compone de: pozo de gruesos, desbaste, tamizado, desarenado, desengrasado, decantación primaria, tratamiento biológico, decantación secundaria, y cámara de cloración. Y la línea de fangos dispone de: recirculación de fangos, extracción de fangos en exceso, extracción de fangos mixtos a balsa de estabilización, espesamiento, deshidratación, y tolva de fangos.
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