Javier Herrera en una de las farolas que anuncia el Festival de Teatro Clásico de Mérida. Cedida
ENTREVISTA

Javier Herrera representa al filósofo judío Filón de Alejandría, en Mérida

El actor guareñense actuará en la 66 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, del 12 al 16 de agosto, con Cayo César, de Agustín Muñoz Sanz.

Jueves, 30 de julio 2020, 09:26

El actor guareñense Javier Herrera, de 42 años, se hace protagonista en el conjunto de elenco de actores que intervendrán en la 66 edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida. Su imagen se puede ver por algunas de las avenidas principales de la capital extremeña que anuncian la programación de las obras teatrales que se van a representar. Y en una de ellas, en Cayo César, de Agustín Muñoz Sanz, Javier Herrera pondrá en pie al filósofo judío Filón de Alejandría. Este actor ha hecho Interpretación Textual en la Escuela de Teatro y Danza de Extremadura e intenta poco a poco terminar la carrera de Dirección Escénica y Dramaturgia en la ESAD de Extremadura.

¿Por qué te decides ser actor?

Porque es lo que más feliz me hace. A nivel personal lo he tenido siempre claro, es algo que ya estaba ahí, desde que tengo recuerdos. La posibilidad de crear, de transformar, de estar en un juego continuo... Los procesos de creación de una obra de teatro son, en mi opinión, de lo mejor que le puede pasar a un actor, es donde viertes todo el imaginario que se crea, donde nace todo. Y después está el hecho de formar compañía, las relaciones con los compañeros de la producción, los viajes, las actuaciones, el público...

A nivel profesional, ha sido una decisión muy meditada, hasta hace un año no decidí dedicarme por completo al teatro y aparcar trabajos a media jornada para poder compaginar ensayos, funciones, giras... Ésta es una carrera de riesgo en la que hay que trabajar mucho para sobrevivir y poder llegar a fin de mes, pero como cualquier otra, quizás lo más difícil sean los tiempos de espera para poder cobrar, los plazos de pago de los ayuntamientos y la administración suelen ser muy largos e irregulares para las compañías de teatro de Extremadura y quizás el mayor inconveniente de esta profesión, pero al final debemos formarnos, prepararnos y trabajar en lo que nos hace felices, es la única manera de soportar el sistema laboral precario que regula nuestra economía.

Debemos ser conscientes de la importancia del sector cultural en nuestra sociedad. La cultura también salva vidas, genera empleos y por tanto mueve la economía. Hay que apoyar las inquietudes de las personas que quieren prepararse y dedicarse a este sector y no relegar a un segundo plano las enseñanzas artísticas, son igual de importantes y necesarias que otros sectores profesionales.

La imagen del actor guareñense por toda Mérida. Cedida

Defínenos ¿qué es el teatro para ti?

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Soy de los que piensan que el teatro es un acto de transformación, cada función debe provocar un cambio, tanto en el escenario como en el patio de butacas. Por eso es tan importante. El teatro está vivo, debe estar vivo.

Como actor intento contar algo distinto en cada representación y como espectador admiro esas propuestas teatrales que me remueven, que me despiertan, que me llenan la cabeza de preguntas, de inquietudes, de dudas.

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De aquel personaje de 'Hijo del color local' hasta el último que has preparado, han pasado algunos años, ¿qué trayectoria ha ocurrido en todo este tiempo?

Han pasado muchos años y muchas cosas, claro. Fue una de las pocas oportunidades que tuvimos en Guareña de hacer teatro, luego llegó la época de los campamentos y la fuerza de los chicos y chicas de Ilion Teatro, unos años maravillosos, Carmesí y su Doña Rosita la soltera, y dar vueltas por la vida intentando encontrar el trabajo perfecto. Sin soltarme de la mano del teatro. Me formé, creo y defiendo la formación actoral, debemos estar preparados, ya sea con carreras regladas o formación de manera independiente en escuelas privadas, escuelas municipales, talleres, etc. Extremadura cuenta con una amplia posibilidad de escuelas y espacios, además de grupos de teatro amateur en los que se puede aprender alguna técnica de entrenamiento actoral y formación vocal y textual, la Escuela Municipal de Guareña es muy apreciada y reconocida por la profesión en toda Extremadura.

Con la formación comenzaron a venir los primeros trabajos profesionales en algunas compañías extremeñas que me han permitido trabajar en la red de teatros de Extremadura, pisar algún que otro teatro nacional y además poder viajar y tener algunas actuaciones en Festivales de Polonia, Marruecos, México, Portugal… He jugado a aparecer en algunos trabajos audiovisuales de compañeros y amigos y otros más serios, la interpretación ante la cámara es una asignatura pendiente.

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Tengo la suerte y la oportunidad de tener trabajo continuado, y de distintos estilos, me han regalado personajes maravillosos como Chop Chop, de El Chef Chop Chop y el tik tak de Fidelia de Karlik Danza Teatro y Otoniel Ramírez de Lucas de El último amor de Lorca de Ex3 Producciones que ya se van despidiendo de la escena.

Pues eso, muchos años y muy buenas cosas.

Anteriormente ya intervienes en el Festival Clásico de Mérida, recuérdanos con qué personaje y obra trabajastes…

Fue en 2014 en Edipo Rey de Teatro del Noctámbulo bajo la dirección de Denis Rafter, hacía de uno de los tebanos del coro de hombres. Después he estado sustituyendo a los actores que interpretaban al Pastor y al Sacerdote durante algunas funciones de estos últimos cinco años en los teatros romanos de Andalucía y en otros festivales nacionales como en Peñíscola, Tarragona y la extensión del festival de Mérida en Cáparra y Torreáguila.

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Y en este 2020 vemos colgado por la ciudad de Mérida tu imagen en cartelería, anunciando que del 12 al 16 de agosto, intervendrás en la obra Cayo César de Agustín Muñoz Sanz, ¿con qué personaje y cómo ha sido tu elección para esta obra?

En Cayo César interpreto a Filón de Alejandría, un filósofo judío que fue elegido como embajador para reunirse con el emperador para solucionar los conflictos acaecidos por la invasión de los griegos y el intento de imponer su religión politeísta, y, hasta aquí puedo leer... Es una producción que invito a ver, aunque mucha gente se guía por las caras más famosas y televisivas, las compañías de teatro extremeñas que tienen la oportunidad de poder participar en el Festival de Mérida trabajan con una calidad y unos resultados únicos, reconocidos y premiados por los festivales por dónde pasan, y que normalmente suelen ser datos desconocidos. Tenemos que estar muy orgulloso de la cultura que generamos y exportamos, también.

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Al margen de la carrera política y militar de Cayo César, destacó como orador y escritor. Redactó, al menos, un tratado de astronomía, otro acerca de la religión republicana romana y un estudio sobre el latín, al parecer ninguno de los cuales ha sobrevivido. Lo único que se conserva son sus comentarios de la guerra de las Galias y sus comentarios de la guerra civil, ¿en esto se basa el texto de Agustín Muñoz?

Nadie mejor que el propio Agustín para explicarlo: «La obra se adentra en la etapa pública más conocida del tercer emperador romano y heredero de Tiberio. Cayo César es más conocido como Calígula, un apelativo infantil puesto por las tropas legionarias al mando de su padre Germánico. Muñoz Sanz presenta a un personaje peculiar: irreflexivo, caprichoso, histriónico, extravagante, cruel, vengativo, amoral e inmoral. Un loco para muchos. Cayo Julio César Augusto Germánico (12-41 d. C.) gobernó durante casi cinco años (marzo de 37 a enero de 41 d. C.) sin dejar, para los historiadores, acciones políticas, militares o culturales de calado. Pero tuvo tiempo suficiente de aterrorizar a las élites de Roma (patricios y senadores) y al pueblo con sus graves decisiones, sin freno que las contuvieran.

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El modelo de gobernante que el autor propone le sirve para reflexionar, y trasladar al espectador su inquietud, sobre la maldad y las consecuencias del poder ejercido sin escrúpulos ni límites éticos o legales. Un viejo asunto de la época imperial, previo y posterior, que sigue vigente en el siglo XXI«.

En cuanto a mi elección como actor, ya había trabajado con la productora Atakama Creatividad Cultural y con Jesús Manchón, director de este proyecto, e imagino que ambos estaría de acuerdo en que mi perfil encajaba para estar dentro del reparto de Cayo César.

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Pese a la distancia en el tiempo ¿hay algún paralelismo de la política de Cayo César a lo que actualmente ocurre en España?

Afortunadamente, en la actualidad, y espero que por mucho tiempo, sigamos lejos de tener un gobierno como el de Cayo César asumido tras el asesinato del anterior gobernante, es decir, conseguido tras un golpe de estado, totalitarista, dictatorial y basado en los caprichos tiranos, egoísta y despreocupados de un gobernante que se cree ser uno de los dioses del Olimpo. Aunque hay datos de esta historia que me recuerdan a datos de otra historia...

¿Qué proyectos tienes en el mundo del teatro y hacia dónde va Javier Herrera?

Pues este año se estrenan dos nuevas producciones, que dan paso a otras que ya se moverán menos, Cayo César de Atakama Creatividad Cultural, de la que ya he hablado, y El velo de las mariposas, un proyecto maravilloso de La Estampa Teatro que además estará dirigido por Eva Romero y que evidentemente lo convierte en algo muy especial, al permitirnos trabajar juntos de manera profesional.

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Además, el pasado mes de octubre creé «vistequienteviste» una empresa escénica dedicada sobre todo al diseño y realización de vestuario y escenografía. Y que tiene algunos proyectos en activo como la realización del vestuario del Pasacalles Hermes y el vigía de los 100 ojos, de Zteatro para el Festival de Teatro de Mérida, además del vestuario y la escenografía de El velo de las mariposas que se estrenará en septiembre, en Almendralejo.

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