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Jueves, 8 de febrero 2024, 21:00
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El pasado sábado 3 de febrero, a las doce y media, tuvo lugar en el cementerio municipal 'Santísimo Cristo de las Aguas', en el distrito de San Gregorio, un acto religioso de bendición del panteón de la familia Romero-Monago con la presencia de la propia familia al completo, el alcalde de Guareña Abel González, y concejales de gobierno municipal Marisol Heras, José Luis Álvarez, Juan Carlos Fernández y María Luisa Mancha. Joaquín Romero Monago ha sido el artífice y alma mater de esta construcción.
Más de 150 personas invitadas acudieron al acto a una misa presidida por el sacerdote Jesús Orellana Martínez. También el párroco de Guareña, Ismael Pastor, y el de Trujillo y paisano, Antonio Cabrera. Además, representantes de cofradías y hermandades de la localidad y amigos de la familia. Los sacerdotes llevaban vestidura talar de color blanco, «el color de la Resurrección», apuntó Joaquín.
Jesús Orellana aludió al Señor de las Aguas, imagen que preside el panteón familiar, «Él, nos invita a la oración y nos ayuda, a todos los que le contemplemos, a aumentar la fe y el amor», dijo. En plena ceremonia bendijo el panteón, haciendo referencia al Salmo 117, «Abridme las puertas de la salvación« para el momento de entrar al edificio funerario y bendecirlo por dentro. Seguidamente, recorrió todo su exterior y lo bendijo ante la presencia de todos los congregados en el lugar. Una ceremonia repleta de detalles y momentos emotivos que Joaquín había preparado.
Panteón
El trabajo del escultor de la imagen del Cristo de las Aguas, la labor del marmolista y la propia construcción del edificio, ha necesitado casi dos años. Está revestido de granito en el exterior y de mármol blanco y verde en el interior, «simbolizando el blanco la pureza del alma y el verde la esperanza cristiana», dice Joaquín. Justo encima de la imagen del Cristo puede leerse 'Nolite timere ego vici mundum' (No temáis, yo vencí al mundo) «frase que invita a la esperanza», indica Romero.
En la puerta de entrada al mismo se citan dos frases del evangelio de San Mateo y uno del evangelio de San Juan: «Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo«, »Venite ad me et requiescite« (Veníd a mí y descansad) y «Ego sum via, veritas et vita» (Yo soy el camino, la verdad y la vida».
El panteón reúne 19 sepulcros y tiene forma de Cruz TAU, que es la cruz de San Francisco. «Está orientado hacia el sol naciente, hacia el este, pues los cristianos esperamos la segunda venida de Jesucristo, luz del mundo«, explica Joaquín Romero, y al mismo tiempo añade, «quería que fuese un edificio luminoso y que materialmente perdure como históricamente se ha hecho en el arte funerario, porque mi proceder se ha inspirado en las edificaciones religiosas funerarias de otros periodos histórico/ artísticos», aclara Joaquín. No ha escatimado en el cuidado de todos los detalles y en el estudio de la iconografía y simbología cristiana de la que, como profesor de Arte, es un apasionado.
Cristo de las Aguas
¿Por qué preside el panteón familiar el Cristo de las Aguas?, le preguntamos a Romero. «La presencia del Cristo de las Aguas en esta edificación es porque he querido que la imagen del Patrón amparase y protegiese no solo a mi familia, sino a todos los que descansan en nuestro camposanto, que todo el pueblo lo sienta como suyo, que encuentren consuelo y serenidad todas las personas que se acerquen a orar por sus seres queridos ante Él. Por eso ¡qué mejor que esculpir la imagen más significativa de Guareña!«. Amplía su justificación diciendo que, »tenemos al Cristo en madera policromada en la iglesia que protege a los vivos y a todo el pueblo y en el cementerio decidí realizarlo en mármol, que es el material que se ha utilizado en la Historia del Arte para realizar esculturas con un componente de eternidad«.
En el suelo del panteón se representa a la virtud teologal de la Caridad con la inscripción 'Orad por ellos', y que según Romero es la obra de caridad mayor que se puede hacer por las personas que duermen eternamente, su ubicación está pensada para que el visitante baje la cabeza para leerlo e inconscientemente presente respeto ante la imagen y le lleve a la oración por todos. Señala Joaquín que se crea un triángulo imaginario con las dos pilastras que custodian al Cristo a cada lado con las otras dos virtudes teologales, la Fe y la Esperanza. «En los sepulcros laterales hay otras dos pilastras a cada lado que tienen grabadas las cuatro virtudes cardinales, creando un cuadrado imaginario que, al unirlo con el triángulo de las virtudes teologales, conforman la letra M, de MADRE», así, con esta precisión, explica el guareñense profesor de Arte.
Agradecimientos
Romero Monago agradeció a todas las personas que han colaborado con él para hacer realidad este proyecto. Recuerda que San Agustín decía: «da honor a quien se lo merezca, aunque ésta no lo desee«, por eso después de un momento crítico en el que estuvo a punto de perder a su madre decidió hacer esta locura que es una forma de homenajear a los padres en general, dijo. Esta es la razón por la cual, en el interior sobre la puerta de entrada en una hornacina, con un relieve en bronce dorado de la Virgen puede leerse Mater admirabilis ora por nobis (Madre admirable, ruega por nosotros), «pues una madre nunca se cansa de esperar detrás de la puerta de casa», subrayó. Coronando este paramento, alude al cuarto mandamiento, Honora patrem tuum et matrem tuam (Honra a tu padre y a tu madre), «un símbolo de amor donde todas las personas pueden verse reflejadas. Es una idea universal, el amor y el agradecimiento de un hijo a sus padres por todo lo que le han dado en la vida».
Joaquín al final del acto, en la acción de gracias, afirmó sentirse privilegiado por compartir con sus padres el amor que se profesan mutuamente, «si Cristo hizo una locura por amor, al morir por nosotros, su ejemplo nos ilumina a todos para hacer locuras también por amor». Por tanto, añadió, «esto es una locura por amor, que son las más bonitas y gratificantes«, concluye Joaquín Romero, muy agradecido de tener a sus padres viviendo junto a él en la bendición del panteón que reunirá en un futuro a su familia para la eternidad.
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