

Paula Daniela Pardo Barrero es nativa de Ibagué, un municipio colombiano sobre la Cordillera Central de los Andes, y capital del Tolima. Es hija única de una contable en un restaurante (Zulma Rocío Barrero Díaz) y de un comerciante industrial (Alejandro Pardo Barahona). Tiene 30 años y desde los 18 está trabajando de forma independiente de diseñadora de moda, título conseguido en la Universidad de CUN (Corporación Unificada Nacional) de Educación Superior de Colombia. Señala que Ibagué es una ciudad comercial y textilera.
Basa su trabajo en confeccionar vestidos de baño y vestidos de verano. Ella hace los estampados. «Los diseños los hago en un computador». Elige previamente el tipo de tela entre seda, licra, mallas tex, linos… y comienza por diseñar; «después la impresión, y en tercer lugar la sublimación, que consiste en que el diseño que está en papel, pasa a la tela y queda estampado en la tela elegida», explica Paula.
Cuenta que su creación es vendida a través de redes sociales y «voz a voz», lo que conocemos por el boca a boca, siendo reconocido por sus propios clientes. Su mercado lo tiene por Colombia, recibe pedidos de Miami, Madrid, y México; y ahora quiere introducirse en la Costa Brava española.
Consigue uniformar hasta la familia completa, «a los hombres, pantalonetas (bañadores); a los niños, niquis; y a la mujer, bañador». Recuerda haber vestido a una familia de hasta 50 miembros cuando se fueron a Santa Marta, ciudad del Caribe al norte de Colombia, «y todos quisieron sus trajes de baño con el mismo estampado», recuerda Paula.
Por estos días de verano ha estado en Guareña en casa de su tía Myriam Pardo Barahona, hermana del padre de Paula. Ha llegado de la JMJ de Lisboa y ha conseguido un encargo de ropa de baño.
Paula hace todo. El diseño, el corte y la confección de los vestidos de baño y de verano que el cliente, previamente, ha elegido. La gente contacta con ella a través de Istagram@caboazull para pedidos de vestidos de verano frescos, de estampados únicos y coloridos, y telas de excelente calidad.
La materia prima que usa para sus modelos procede de Colombia (telas, hilos, accesorios, copas para vestidos de baño, botones, tintas, y papel para sublimación).
Su centro de trabajo está en una casa de sus abuelos Miguel Antonio Barrero y Luz Fanny Díaz, allá en Colombia, en una primera planta donde tiene la mesa de corte, de cinco metros; en el salón tiene un plotter (impresora digital que imprime el papel), el ordenador, máquina sublimadora, etc.
Hace unos diez años empezó a trabajar con bodis y le decían «la niña de los bodis« porque representaba menos edad de la que tenía (20 años), y con este mercado disparó las ventas. Paula es consciente de que la moda evoluciona mucho; »evoluciona todo, los estampados, tintas, procesos, las telas… tengo que estar muy atenta a todo ello«, dice.
Ha llegado a organizar dos desfiles de trajes de baño en Ibagué. El segundo el año pasado, en febrero, con unos 15 modelos, aproximadamente. Paula está feliz con su trabajo y espera ampliar mercado y que le «lluevan» pedidos. Ha pasado unos días de verano en Guareña en casa de su tía Myriam, su segunda madre, y ahora está en Miami.
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