Pedro Fernández
Domingo, 31 de enero 2016, 12:51
Desde 1964, cada 30 de enero se conmemora la muerte de Gandhi y se celebra el Día Escolar de la No Violencia y la Paz, reconocido por la UNESCO en 1993. Y las comunidades escolares de Guareña, Escuela Infantil San Ginés, colegio Nuestra Señora de los Dolores, y San Gregorio, se unen a dicha celebración y organizaron una concentración el viernes 29 en la plaza de España.
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Dibujos en cartulinas coloreados, lecturas, canciones alusivas a la paz... En las últimas horas los centros educativos de la población, coordinados por el Ayuntamiento de Guareña, se volcaron en actividades para conmemorar el Día Escolar de No Violencia y la Paz. Niños de estos colegios pintaron diferentes dibujos, los colorearon y los recortaron para dar colorido y mensaje el pasado viernes.
Los más pequeños llevaron un muñeco de color morado, otros niños llevaron nubes de color azul, también el árbol de la vida de color verde, muchas palomas blancas, estrellas de color amarillo, flores naranjas, y muchos corazones de color rojo portaron los niños mayores. Con lo que la plaza de España se llenó de colorido por los 482 niños presentes (340 de San Gregorio y 142 del colegio Ntra. Sra. de los Dolores), además acompañados de sus profesores, padres y abuelos.
La leyenda del arcoíris
Niños de los colegios Nuestra Señora de los Dolores y San Gregorio contaron la leyenda del arcoíris, donde hace mucho tiempo los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito. Se dio el mensaje desde el balcón del Ayuntamiento que todos somos iguales y que hay que tenernos en cuenta unos a otros. Y acto seguido se contó la leyenda del arcoíris, puente figurativo entre el cielo y la tierra, con mucha atención de pequeños y adultos.
Y contaron la siguiente historia: El VERDE dijo: Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas.
El AZUL interrumpió: Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la Vida y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da espacio, y paz y serenidad. Sin mi paz no seríais más que aficionados.
El AMARILLO soltó una risita: ¡Vosotros sois tan serios! Yo traigo al mundo risas, alegría y calor. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis a un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría.
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A continuación tomó la palabra el NARANJA: Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente pero soy precioso para las necesidades internas de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y papayas. No estoy, todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo en el amanecer o en el crepúsculo mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros.
El ROJO no podía contenerse por más tiempo y saltó: yo soy el color del valor y del peligro. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí la tierra estaría vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor; de la rosa roja, la flor de pascua y la amapola.
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El PÚRPURA enrojeció con toda su fuerza. Era muy alto y habló con gran pompa: Soy el color de la realiza y del poder. Reyes, jefes de Estado, obispos, me han escogido siempre, porque el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece.
El AÑIL habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente repararéis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y la reflexión, el crepúsculo y las aguas profundas. Me necesitáis para el equilibrio y el contraste, la oración y la paz interior.
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Así fue cómo los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de que él era el mejor. Su querella se hizo más y más ruidosa. De repente, apareció un resplandor de luz blanca y brillante. Había relámpagos que retumbaban con estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores comenzaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección. La lluvia habló: Estáis locos, colores, luchando contra vosotros mismos, intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único, diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo. Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de que os ama a todos, de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está con vosotros, como señal de esperanza para el mañana. Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo. Y puso el arco iris en el cielo para que, cuando lo veáis, os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.
Finalmente sonó la canción los niños queremos la paz de María Jesús Camino Rentería, que todos cantaron al unísono como despedida del acto escolar conmemorando la paz en el mundo sin violencia.
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