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Foto familia en casa-museo de Zenobia y Juan Ramó Jiménez enMoguer (Huelva).
Tres clubes de lectura de la localidad visitan Moguer

Tres clubes de lectura de la localidad visitan Moguer

55 personas vivieron la literatura en una ruta literaria sobre Juan Ramón Jiménez y ‘Platero y yo’ en una jornada conmemorativa al del Libro

REDACCIÓN HOY

Martes, 3 de mayo 2016, 10:05

El club de lectura de padres del IES Eugenio Frutos, el del CEIP San Gregorio y el club de lectura de la Biblioteca Municipal Eugenio Frutos, celebraron el día del libro, sábado 23 de abril, con una jornada de convivencia muy especial en Moguer (Huelva), pueblo natal del premio Nobel de Literatura de 1956, Juan Ramón Jiménez, autor de Platero y yo. Un total de 55 personas vivieron la literatura en esta actividad: 31 personas del club de lectura el IES Eugenio Frutos, entre miembros del club y acompañantes; 18 del club de lectura de la Biblioteca Pública; y 7 del CEIP San Gregorio; según nota de prensa enviada a esta redacción.

Esta actividad, organizada por el departamento de Lengua Castellana y Literatura del IES Eugenio Frutos, contó con la ayuda del Ayuntamiento de Guareña gracias a la Concejalía de Cultura porque, a través de su responsable, José Luis Álvarez, fue sensible a esta iniciativa cultural y subvencionó los gastos de transporte previa aprobación del proyecto elaborado por Javier Marcos Porras y Mamen Jacinto, coordinadores del club de lectura de padres del IES Eugenio Frutos de Guareña.

Desde 2014, año del centenario de la publicación de Platero y yo, los responsables de los clubes de lectura del IES Eugenio Frutos, del CEIP San Gregorio (José María Parralejo), y de la Biblioteca Pública Eugenio Frutos (Esmeralda Rodríguez y Lali Cortés), estuvimos acariciando la idea de hacer una visita conjunta a los escenarios vitales y literarios de Juan Ramón Jiménez, pero diversas circunstancias impidieron su desarrollo, expresan los promotores de la idea. Tanto más porque ya tenemos una tradición de colaboración en pro del fomento de la lectura en nuestra localidad, dicen. Todavía recuerdan la lectura poética conjunta para celebrar el centenario de Campos de Castilla, de Antonio Machado, en 2012, o la ruta literaria conjunta a Salamanca, en 2014, que no solo sirvió para afianzar sus lazos de colaboración, sino también para compartir experiencias y vivencias en torno a la Literatura. Hacemos todo esto, porque estamos convencidos de que hay que vivir y hacer literatura en vez de estudiar Literatura, aseguran.

Cementerio de Moguer

El día comenzó con un homenaje a Juan Ramón y a su mujer Zenobia Camprubí en el cementerio de Moguer. Leyeron los poemas El viaje definitivo y Yo no soy yo, depositando un ramo de flores sobre su tumba.

Casa-museo

Después tuvimos una visita guiada en la Casa Museo Zenobia y Juan Ramón, ubicada en la casa familiar del poeta. Aquí se conservan todos los enseres personales de la pareja, muebles, ropas... y, lo que es más importante, las obras inéditas del poeta guardadas en las cajas de vida, así como su extensa biblioteca, más de 3.500 libros, porque una de las cosas que más amó JRJ fueron sus libros marcados con ex libris, anotaciones, dedicatorias La impronta del poeta. Éste aprendió de todos, de los autores clásicos, de sus contemporáneos, pero también de los músicos, filósofos, antropólogos Además pudimos conocer cómo Zenobia y Juan Ramón se amaron, como ella se ocupó de él, de que nada le molestara para que pudiera centrarse en su vocación poética, explican. Supieron que Zenobia fue una adelantada a su tiempo. Traductora del poeta hindú, Rabindranath Tagore, colaboradora de JRJ hasta el punto de que mejoró al poeta y al hombre. Pocos de los participantes de la ruta sabían que ella fue la que decoró los primeros Paradores Nacionales de España, entre ellos, el de Mérida, gracias a su tienda de Arte Popular Español o que fue fundadora de diversa actividades de voluntariado social como Enfermeras a domicilio, El Ropero de Santa Rita, o El Comité Femenino de Higiene Popular, sin olvidar que tomó a su cargo el cuidado de 12 niños huérfanos por la Guerra Civil. En definitiva, como dicta el tópico; una gran mujer, detrás de un gran hombre, según cuentan los organizadores del viaje.

Casa natal de Juan Ramón

Después visitaron la casa natal del poeta en la calle de la Ribera. Desde su azotea pudimos contemplar el mar y el río Tinto, fundamental para los negocios de exportación de vinos de la familia de JRJ. Allí leyeron algunos capítulos de Platero y yo.

Fuentepiña

Más tarde recorrieron las calles de Moguer adornadas con citas de JRJ y con estatuas de personajes relacionados con la vida y obra del poeta y su mujer. Según cuenta en el comunicado acabaron su recorrido en Fuentepiña, junto al pino redondo bajo el cual está enterrado Platero, y donde leyeron el capítulo Melancolía de Platero y yo.

Tras los pasos de Colón

Por la tarde visitaron el monasterio franciscano de La Rábida y el Muelle de las Carabelas con las réplicas de las naves que acompañaron a Cristóbal Colón en su busca de una ruta comercial hacia Oriente. La intención de esta parte de la visita era reivindicar un hecho clave para entender el papel de nuestro país en el mundo y la importancia de la lengua española: el Descubrimiento de América. En estos enclaves colombinos pudimos hacernos una idea de lo que representaron aquellos viajes del siglo XV, cuando el hombre empezó a conquistar el mundo que le rodeaba, dando lugar al movimiento cultural del Renacimiento y a la Era de los Descubrimientos.

Testimonios

La visita a la casa museo de Zenobia y Juan Ramón Jiménez en Moguer fue realmente emotiva y difícil de olvidar. Sobre todo me impresionó el halo de recuerdos que envolvía la casa natal, la fiel escenificación de la vida del poeta y su mujer, con sus respectivos enseres y ajuares cotidianos que nos hacen imaginar cómo serían sus vidas y el exquisito detalle con el cual fueron colocados; ya que, parece ser, ellos mismos colaboraron con esta casa museo. Pero lo extraordinario es lo que atesora, la infinita memoria que guarda de sus vidas antes del exilio a Nueva York. Impresiona gratamente el fondo bibliográfico que contiene, cientos y cientos de volúmenes, de títulos de grandes obras clásicas en diferentes idiomas, traducciones en todas las lenguas de "Platero y yo", y el ansia de perfección casi obsesiva del poeta y la infinita paciencia de Zenobia, que iba pasando a limpio los textos de Juan Ramón, sobre correcciones ya hechas por él y nunca dadas por definitivas. Un gran escritor que contó a su lado con una no menos inteligente mujer que supo reconocer la genialidad del poeta, según Filo Isidoro Gómez.

El paso por Moguer y Fuentepiña me permitió escudriñar en la vida de Juan Ramón y Zenobia con el entusiasmo y maestría que el profesor Javier Maros nos brindó. Un día lleno de imágenes literarias para guardar siempre en el recuerdo, según María del Carmen Borrallo Espinosa.

Un día lleno de ilusión, enseñanzas, y algún que otro silencio rodeado de fragancias, según Lali Cortés.

En este viaje cultural, recreándonos en las vidas del poeta Juan Ramón Jiménez y su esposa Zenobia, me he reafirmado en mi teoría de que en la grandeza de las personas está la inmortalidad, según Rosa Sánchez.

Una ruta literaria inolvidable en la que se funden cultura y divertimento para dar como resultado un maravilloso día de convivencia con gente fantástica, según Eladia Díaz.

Precioso el recorrido histórico sobre la vida de Juan Ramón Jiménez y admirable la posición que toma su esposa Zenobia en la vida de Juan Ramón. Nos hace reflexionar, detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer, según Mª Ascensión Rodríguez.

Una ruta cultural muy interesante acompañados de unos buenos y conocedores guías de la vida de ese gran escritor, Juan Ramón Jiménez, compartiendo con nosotros esos conocimientos, muchos al menos desconocidos para mí. Un gran y feliz día, según Juani Soto.

Una experiencia digna de repetirse. Mi admiración por Juan Ramón Jiménez ha aumentado y por Zenobia, su mujer, aún más pues es la gran desconocida. Una visita genial para conocer la vida y obra de un genio apoyado por una gran mujer, según Josebel Gallardo.

Palpar la juventud de Juan Ramón, ver el mar desde el mirador de la calle de la Ribera, respirar el aire puro del huerto de la Piña, oír las palabras de Platero y yo allí donde fueron escritas. Moguer es poesía en todos los sentidos, según Francisco Miguel Monago Gallardo.

El sábado 23 de abril de 2016, en Moguer. El lunes 25 saqué de la biblioteca del IES Eugenio Frutos Diario de un poeta recién casado y empecé a leerlo. Eso ha sido para mí nuestro viaje a Moguer, ¿comprendes?, según Francisca Gallardo.

He compartido una jornada estupenda con los compañeros de los diferentes clubes de lectura de Guareña, con clases magistrales de literatura y sentimientos enfrentados al conocer la vida de Juan Ramón Jiménez y Zenobia. Estoy deseando repetir la experiencia, según Antonio Borrallo Espinosa.

Este viaje, me ha permitido conocer el alma de Juan Ramón que va más allá de Platero y me ha regalado la figura de Zenobia, una sombra fundamental en la historia de nuestra literatura, según Eva Rodríguez Quirós.

Un viaje maravilloso. Vine encantada de haber descubierto a Zenobia, una gran desconocida y una gran mujer, qué hubiese sido de Juan Ramón sin esa gran mujer en su vida. La visita al monasterio de la Rábida emocionante, pensar que allí estuvo Cristóbal Colón y que allí se fraguó todo es indescriptible. El muelle de las Carabelas me encantó. Subir en la Pinta y ver el espacio del que disponían y el viaje que tenían por delante. Fueron unos auténticos héroes por viajar en esas condiciones, ole por todos los marineros que viajaron con Colón, según Silvia Pozo.

Moguer eres inmortal, gracias a tu Platero. Desde hace años Platero y yo me cautivó por su sencillez y vivencias. Es el buen amigo, incansable, tierno como la promesa que le hizo JRJ a su amigo en el moridero: "Vive tranquilo Platero, yo te enterraré al pie del pino grande y redondo del huerto de la piña, que a ti tanto te gusta". Aunque ya conocía Moguer, lo he vuelto a descubrir, sus calles, casas museos, navegantes que ensanchan su horizonte del universo conocido rumbo a lo desconocido. La habitación donde nació el autor, la azotea a la que nunca subiste, ver ese horizonte tuyo, Platero tu tumba, mereció la pena llegar hasta allí. ¿Cuántos secretos escondidos? y me seguiste cautivando, fiel amigo. Me vine llena de vivencias, creí percibir al niño tonto en sus correrías, se reía desde el cielo pero ya no era tonto era un ángel amigo de todos los niños, ¿te lo puedes creer? Me vine llena de esa estancia inolvidable, según Elisa Cabanillas.

Inolvidable. Una jornada llena de emociones, nunca me vi depositando unas flores en la tumba de una pareja grande de nuestra literatura, Juan Ramón y Zenobia y menos aun leyendo sus poesías debajo del pino donde se encuentra enterrado nuestro querido Platero. Estar en la casa natal del poeta, en la familiar, ver sus libros, sus apuntes, sus pinturas, sus ropas, sus muebles.... las explicaciones del profesor, me ayudan a crear la parte humana de esta entrañable pareja, sus vidas me van tocando el alma. Me impresiona Zenobia cómo resuelve la vida del poeta. No tengo ninguna duda, si Zenobia no cruza el camino de Juan Ramón, no hubiese existido nuestra visita a Moguer el pasado 23 de abril celebrando el Día del Libro con estos tres clubes de lectura de Guareña, según Pura Pajuelo Moreno.

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