

PEDRO FERNÁNDEZ LOZANO
Martes, 9 de agosto 2016, 10:43
Cruzar toda España, atravesar los Pirineos y entrar en Francia, pasar por Suiza, Alemania, República Checa, y Polonia; y al regreso Eslovaquia, Hungría, Austria, Eslovenia, e Italia. Once países de Europa igual que once jóvenes partían de Guareña el 25 de julio a las siete de la mañana. Objetivo: ver al Papa Francisco I en las Jornadas Mundiales de la Juventud (JMJ) celebradas en la ciudad polaca de Cracovia.
Estos jóvenes han sido: Alberto Gómez, Belén Mancha, Beatriz Reyes, José Antonio Delgado, Álvaro Monago, Mari Carmen Gómez, Elena Gómez, Guadalupe Aragoneses, Guadalupe Esteban, Marta Porro, y José Antonio Jara con quien HOY Guareña se ha entrevistado para contar la experiencia.
Por el camino recogieron A más jóvenes hasta llegar a Zaragoza donde visitaron la Catedral-Basílica de Nuestra Señora del Pilar y escucharon misa. Todos los días celebraran misas de laudes y catequesis dirigidas por curas que les acompañaban en el viaje. Llegaron a Tudela y allí descansaron y durmieron en un polideportivo. Los primeros días hasta llegar a Cracovia se alimentaron de comida envasada al vacío que se llevaron de casa.
El segundo día de viaje recogieron a jóvenes en Tudela y sumaron dos autobuses para recorrer Europa el viaje hacia Cracovia. Llegaron a Migné, una población y comuna francesa, en la región de Centro, departamento de Indre, en el distrito de Le Blanc y cantón de Saint-Gaultier. Durmieron en un colegio y nos ducharon con una manguera para 60 personas, dice José Antonio Jara.
El tercer día, madrugaron también para salir camino hacia la ciudad Rheinfelden (norte de Suiza) donde se alojaron en un bunker de la Segunda Guerra Mundial, durmiendo en literas de tres camas.
Cuarto día. Llegaron a Praga, capital de la República Checa. Visitaron la Catedral de San Vito, templo dedicado al culto católico situado en la ciudad de Praga. Después conocieron el alojamiento en un colegio.
Al quinto día de viaje en autobús llegaron a Cracovia (Polonia), pero se alojaron en un polideportivo de un pueblecito llamado Spytkowice, coincidiendo con muchos brasileños. Conocieron a los voluntarios de la JMJ que le facilitaron mapa de Cracovia. Se hablaban en inglés y les dieron de comer. Este día llegaron tarde al Viacrucis donde el Papa llamó a los jóvenes sembradores de esperanza en el llamado Parque Jordan de Blonia . Cuando acabó todos nos saludábamos y nos abrazábamos aunque no conociéramos a la gente, informa Jara. Luego una odisea hasta perder tres trenes y tener que coger un tranvía que les llevara a Spytkowice.
El sexto día fue la celebración de la Vigilia de oración con los jóvenes en el llamado Campo de la Misericordia. Para llegar aquí el autobús los dejó en una zona distante de unos diez kilómetros que tuvieron que hacer andando, ese día hizo mucho calor y nos regaban con mangueras de agua por la calor que hacía. Y los militares nos dieron una mochila con comida porque nos íbamos a quedar todo el día y la noche en el Campus Misericordiae para la misa al día siguiente. Cuenta Jara que hubo concierto por la noche, pero pronto se durmieron, pasamos mucho frío por la noche.
Amaneció el séptimo día con rezos de laudes. Nos encontrábamos en el sector B-10 con muchos españoles e italianos, nos intercambiábamos cosas, era costumbre hacerlo, relata Jara, refiriéndose a intercambios de camisetas, pulseras, banderas, etc. Antes de la Santa Misa de la Jornada Mundial de la Juventud vimos muy de cerca al Papa que pasó al lado nuestro con el papa-móvil; fue muy emocionante. Aunque comieron mal y hubo momentos duros, reconoce Jara que repetiría la experiencia mil veces, jamás he vivido tanto así, con tanta gente por una misma causa, hubo momentos emocionantes, manifiesta. También hizo calor este día, dice, con una misa que duró una hora y media, nos calló una fuerte tormenta después de la misa y andando hasta el autobús nos calló más agua, llegamos calaitos y nos llevaron a ducharnos con agua caliente, ¡qué bien nos sentó!, exclama.
El octavo día visitaron el campo de concentración de Auschwitz, pero no pudieron entrar en la cámara de gas ni en los barracones, vimos muchas cosas y nos dimos cuenta que el alma más destructiva es la del ser humano, declara José Antonio Jara, donde murieron más de un millón cien mil personas. Llegamos a un polideportivo y nos duchamos con agua caliente. Los jóvenes mientras tanto intercambiaban redes sociales con otras juventudes de otros países.
La despedida de todos los voluntarios polacos con los jóvenes llegó en el noveno día. Se despidieron uno a uno y nos hicimos la foto de familia con 30 voluntarios. Iniciaron el viaje de regreso por Budapest, la caital y ciudad más poblada de Hungría. Es una ciudad muy cara, un refresco, cinco euros Nos alojamos en un colegio y comimos muy bien en un restaurante ya concertado.
Pisaron tierra italiana en el décimo día, conociendo Venecia al noreste del país y al norte del mar Adriático, construida sobre un archipiélago de 118 pequeñas islas unidas entre sí por 455 puentes. Montamos en un barquito que pudimos ver la ciudad y nos alojamos en una iglesia.
Undécimo día en la ciudad francesa de Toulon en la región Provenza-Alpes-Costa Azul, a orillas del mar Mediterráneo constituye una situación privilegiada entre la montaña y el mar, acoge el mayor puerto militar del país. No pudimos ir a la playa porque llegamos tarde tras el viaje desde Venecia, se lamenta Jara. Aquí descansaron en un polideportivo.
El duodécimo día lo pasaron camino a Lourdes visitando el Santuario de Nuestra Señora de Lourdes. El complejo lo constituye las basílicas de la Inmaculada Concepción, la de Nuestra Señora del Rosario, y la de San Pío X, así como la Gruta de las Apariciones, donde la Virgen se presentó ante Bernadette Soubirous, según la creencia católica. Vimos lo de las velas y comimos pizzas, y dormimos con un reparto de camas muy mal hecho, desde mi punto de vista, critica el joven Jara.
El décimo tercer día salieron de Lourdes camino hacia Tudela, municipio de la Comunidad Foral de Navarra, para dejar a la gente que vino con nosotros; finalmente dormimos en un polideportivo, narra Jara.
Último día. Me llamó mucho la atención este día en el que unas monjitas, al despedirnos de ellas, nos enteramos que rezaron por nosotros y pidieron porque tuviéramos un feliz viaje Se despidieron de los amigos de Tudela y se emplazaron para el año próximo visitar el Santuario de Fátima (Portugal) que se cumplen 100 años de las apariciones marianas.
Una experiencia muy positiva la que hemos vivido junto a cerca de dos millones de personas, el Papa Francisco nos animó a los jóvenes, pidiendo que no nos quedemos con los brazos cruzados. Visitamos muchos países, pasamos momentos duros, otros agradables y felices, pero no era eso lo importante, lo significativo fue ver tanta gente junta unidas por una misma causa, concluyó José Antonio Jara.
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