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Aspecto del patio de Casas del Turuñuelo en los últimos trabajos antes del verano.
Las dos plantas constructivas del Turuñuelo lo convierten en un ejemplo único en el Mediterráneo occidental

Las dos plantas constructivas del Turuñuelo lo convierten en un ejemplo único en el Mediterráneo occidental

Así lo explican los arqueólogos Sebastián Celestino y Esther Rodríguez en 'Tarteso. El mito que se hizo real', un artículo de la revista 'La aventura de la historia' que trata este mes sobre el crisol de pueblos de la península.

REDACCIÓN HOY

Martes, 7 de agosto 2018, 11:12

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Los arqueólogos que dirigen la excavación del yacimiento del Turuñuelo en el término municipal de Guareña, Sebastián Celestino Pérez y Esther Rodríguez González, arrojan más luz sobre la cultura tartésica en el artículo 'Tarteso. El mito que se hizo real', aparecido este mes en la revista 'La aventura de la historia' que trata sobre el crisol de pueblos de la península: celtas, vascos, íberos, tartesios, fenicios, artagineses y griegos.

Dicen estos arqueólogos que los hallazgos del Turuñuelo conducen todavía a descubrir incógnitas sobre su origen, desarrollo y final, la arqueología "ha demostrado que tarteso era, al menos desde el siglo VIII a.C., una civilización conformada por indígenas y colonizadores mediterráneos que vivían en el sudoeste peninsular".

Tanto Celestino como Esther no dudan en el avance que se ha logrado en el conocimiento de Tarteso que, "ha pasado de ser considerado como un mito por buena parte de la sociedad, a una realidad histórica en los últimos años" a medida que se van desvelando algunos de los "secretos" de su cultura.

Reconocen que todavía existen discrepancias entre los investigadores sobre el origen de Tarteso, desarrollo y final, sin embargo "conocemos bien algunos aspectos esenciales de su cultura, como sus ritos funerarios, sus santuarios, sus redes comerciales o los objetos e iconografía que la caracterizan". Aseguran que, cada día parece más evidente, Tarteso es el resultado "de un profundo cambio cultural que aconteció en el sudoeste de la península ibérica" del siglo IX a. C., como consecuencia, dicen los arqueólogos, de la aportación demográfica y cultural mediterránea a un espacio ocupado por gentes de raíces culturales atlánticas "cuyos nombres desconocemos"; y añaden que los griegos "nunca hablaron ni de indígenas ni de fenicios en la península ibérica, sino de Tarteso", lo que serían indígenas en costa del sudoeste peninsular y colonizadores mediterráneos; esa mezcla surgió la cultura tartésica.

El Turuñuelo

Refieren a descubrimientos de poblados en el valle del Guadiana. Pero por lo que interesa a este medio es el edificio del Turuñuelo el que cobra importancia, fechado en el siglo V a.C., que conserva en pie sus dos plantas constructivas, "un hecho que lo convierten en un ejemplo único dentro del Mediterráneo occidental, aseguran Celestino y Rodríguez. Y sólo tienen descubierto de este yacimiento del Turuñuelo cercano al Guadiana un 20% de su superficie, ya recuperados materiales de bronce, hierro, vidrio o marfil. En la denominada 'habitación del banquete' se han hallado calderos, jarros, braseros, quemaperfumes y cazos de bronce acompañados de vasos cerámicos. En la habitación principal se descubrió una bañera y en el centro de esta sala se levantó un altar en forma de piel de toro extendida. Lo que destacan los arqueólogos y estudiosos en la materia "es su magnífica construcción arquitectónica" con dos plantas y viéndose el uso de una bóveda de ladrillos. Sobresale una escalinata monumental de casi tres metros de altura, sus seis escalones finales construidos a partir de sillares fabricados con mortero de cal, "un material inédito hasta el momento". Dicha escalinata comunica con un gran patio enlosado de pizarra sobre el que se realizó "un sacrificio, a modo de hecatombre". Se descubrieron restos de 52 caballos, cuatro cerdos, tres vacas y un perro, "dispuestos de manera teatralizada". También se recuperó una escultura de mármol griega que conserva restos de policromía. Y también la puerta principal al edificio con grandes muros que rodean el patio, y restos humanos que podría tratarse de un centinela al situarse cerca de esta puerta, explicaron en su día los arqueólogos.

Y hasta el momento estas son sus joyas descubiertas. Ahora todo está en procesos de laboratorios para seguir desvelando lo que Tarteso ofreció al mundo. El 80% por descubrir depara sorpresas para mayor conocimiento de esta cultura que ilusiona a Guareña.

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