

La guareñense Penélope Maraña García es noticia por conseguir novelar su experiencia en 'La imagen del laberinto'. Un libro que recoge el ataque que sufrió su cerebro por una meningoencefalitis herpética que borró la mayor parte de sus recuerdos y mermó muchas de sus capacidades.
Es hija de Francisca García Sánchez, nativa de Mirandilla, y Ángel Maraña Granado, de la vecina localidad de Cristina. Residió en la calle El Pilar desde su nacimiento hasta los 16 años, cuando se mudó a la Plaza Federico García Lorca. A los 18 años se mudó a Cáceres para estudiar Filología Hispánica. Cuando terminó su carrera se presentó a oposiciones y trabajó como profesora de Lengua Castellana y Literatura por diferentes puntos de Extremadura (incluida Guareña, donde disfrutó de una fantástica experiencia que queda reflejada en su novela).
Mientras tanto, cursó dos másteres y se centró en la investigación de la enseñanza de la gramática de la lengua castellana como lengua materna, ámbito en el que publicó algunos artículos. En 2014, por circunstancias de la vida, se trasladó a Barcelona, estudió catalán y comenzó a trabajar como profesora, primero en colegios concertados y en la escuela pública, «que siempre será mi casa», desde 2018 hasta ahora. En la actualidad reside con su familia y trabaja en Polinyà, una localidad de 8.451 habitantes de la provincia de Barcelona.
«Desde que me recuerdo leyendo, he sentido una especial atracción hacia la escritura. Ya a los siete u ocho años compuse algunos poemas (cuya existencia celebro que solo exista en mi memoria) y hacia los once o doce años comencé a escribir relatos», cuenta Penélope, quien hace balance de su paso por el instituto Eugenio Frutos, pues durante su formación, a cuyos profesores tiene muchísimo que agradecer, «algunas profesoras como Carmen Sánchez corrigieron mis composiciones y me animaron a seguir escribiendo. Siempre he sentido la necesidad de hacerlo para desahogarme, pero era una actividad que tenía bastante abandonada por otras como estudiar y formarme un futuro», relata. En 2017, un mes después de tener a su único hijo, «mi cerebro fue atacado por una meningoencefalitis herpética que borró la mayor parte de mis recuerdos y mermó muchas de mis capacidades». Después de una lenta recuperación, «un día recordé que siempre había soñado con dedicarme a escribir y me lancé a esta aventura» que desembocó en 'La imagen del laberinto'.
Según Penélope se trata de una novela de autoficción, pues ella recurre a su realidad para inspirarse, cuya base «es la enfermedad que me atacó y mis sensaciones durante la recuperación, un relato que me he visto obligada a reconstruir dado que yo no recuerdo nada en absoluto de lo ocurrido durante mi ingreso en el hospital ni durante algunos meses después de mi alta». Pero confiesa que su novela tiene mucho contenido ficticio, dado que la vida estándar de una mujer que se recupera de una enfermedad «es mucho menos atractiva de lo que uno puede llegar a encontrar en la literatura».
El proceso de escritura se lleva a cabo entre finales de 2018 y mediados de 2020, en plena pandemia. «Debí combinar la escritura de la novela con las correcciones de textos, dictados, exámenes y toda la burocracia a la que nos vemos expuestos los profesores. También con la crianza de mi hijo, que tiene ahora seis años». Las últimas correcciones las realizó poco antes de su publicación y no descartó que, al leer y releer, «sigan saliendo nuevas ideas: la literatura es un arte vivo».
El título de 'La imagen del laberinto', dice Penélope que es un tema complicado, pues de entrada, «elegí el nombre Ariadna para la protagonista porque siempre me ha encantado la mitología clásica (por mi nombre y mis estudios) y sentía que igual que yo, como persona real, me había visto expuesta a una auténtica Odisea, mi personaje se encontraría perdida en un auténtico laberinto». La palabra «laberinto» estuvo en su mente desde los primeros esbozos, pero señala no cuadraba ninguna de sus combinaciones. Finalmente, «observando mi propia resonancia (que utilicé también como imagen de portada), llegué a la conclusión de que el propio cerebro nos devuelve la imagen de un laberinto», justifica el título la autora.
Sinopsis
El libro en papel tiene 390 páginas y está publicado directamente a través de Amazón. Ariadna despierta del coma después de sufrir una meningoencefalitis herpética. Casada con Fidel, con quien es madre de un bebé de dos meses, no los recuerda ni a ellos ni a ninguno de sus seres queridos. Se enfrentan así a un duro proceso de recuperación que comenzará en el hospital, con una conducta impulsiva y agresiva, y continuará fuera, donde la chica se enfrentará a una serie de retos como hacerse cargo de su hijo y la vuelta al trabajo, a la vez que trata de recuperar el amor hacia su marido que parece haber destruido la enfermedad En cuanto algo más que añadir, me gustaría destacar que muchos de los diálogos están escritos en dialecto bajo extremeño, dado que para mí el lenguaje es nuestra verdadera seña de identidad y ese dialecto, que no he perdido y espero no perder pese a mi estancia fuera, necesitaba una importante presencia en mi novela.
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