

El histórico líder socialista, que fuera vicepresidente del Gobierno y ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, no ha podido recuperarse del ictus que sufrió el pasado miércoles. Por este desenlace la agrupación socialista de Guareña, informa en las redes sociales y ante este medio que la campaña electoral del PSOE de Guareña, iniciada ayer jueves, queda suspendida hasta el próximo lunes 13 en señal de duelo por la muerte de uno de los históricos del partido, «quedan suspendidos nuestros actos de campaña como muestra de respeto hacia nuestro compañero Alfredo, a su familia y a la familia socialista en general».
El 8 de junio del año pasado, Pérez Rubalcaba, fue invitado en Guareña en el 85 aniversario de la Casa del Pueblo socialista de Guareña (1933-2018). Anduvo por calles del pueblo saludando a vecinos antes y después del acto en la Casa de la Cultura.
30 años dedicados a la política. Dirigentes de distinto signo político elogian su trayectoria y su naturaleza de «hombre de Estado». La muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, a los 67 años, aunque esperada, causó este viernes un enorme impacto en el mundo institucional español. El exvicepresidente del Gobierno, exministro del Interior, y exsecretario general del PSOE, llevaba ingresado en el Hospital Puerta de Hierro de Madrid desde el pasado miércoles cuando, tras haber asistido puntual a la cita con sus alumnos en la Facultad de Químicas de la Autónoma, a la que volvió a dar clases en 2014, sufrió un ictus fatal del que ya no logró recuperarse. La capilla ardiente está instalada en el Congreso de los Diputados y a ella se están acercando políticos de diferentes fuerzas del país.
Rubalcaba no llegó a ser presidente del Gobierno. A decir de sus más cercanos, tampoco fue esa su mayor espina. En todo caso, con socarronería pero, según sus íntimos, bastante en serio, se lamentaba de no haber podido ocupar la presidencia del Real Madrid, el club de fútbol del que era seguidor acérrimo. Siempre se sintió más cómodo susurrando al oído de otros líderes de su partido, Felipe González, Joaquín Almunia, José Luis Rodríguez Zapatero... Y aunque en 2011 se presentó a las elecciones generales como candidato de su partido lo hizo más como acto de servicio; era plenamente consciente de que su partido, achicharrado por la gestión de la crisis económica, se encaminaba al descalabro electoral, que por ambición personal.
Su importancia en el devenir de la historia reciente de España, sin embargo, fue suficientemente notable como para que su capilla ardiente ha quedado instalada hoy en el Congreso de los Diputados, un honor concedido a muy pocos en democracia. Hasta ahora, sólo los expresidentes Adolfo Suárez y Leopoldo Calvo Sotelo, ambos de UCD; el vicepresidente de la Cámara baja y padre de la Constitución Gabriel Cisneros, del PP, y el expresidente del mismo órgano Manuel Marín, del PSOE, lo han tenido. El velatorio permanecerá abierto este sábado desde las 9.00 hasta las 14.00 horas. Pero ya desde el mismo miércoles fueron muchos los que se acercaron al hospital a acompañar a su familia y expresar su afecto y consideración.
Buena prueba de su conciencia de servidor público fue que cuando ya tenía anunciada su renuncia al liderazgo del PSOE, dedicó sus últimos meses en el cargo a negociar y preparar con Mariano Rajoy en el más absoluto secreto la abdicación de Juan Carlos I en Felipe VI. Fue un trabajo jurídico fino para el que no se contaban con precedentes. La Constitución está pensada para las sucesiones, no para las abdicaciones.
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