

La Cofradía del Santísimo Cristo del Silencio y María Santísima de la Amargura celebró el Jueves Santo como se había previsto. Jornada virtual y espiritual. Mayores, adultos, jóvenes y niños participaron en la noche del Jueves Santo.
Se había difundido por las redes cómo se celebraría el Jueves Santo y muchos cofrades respondieron saliendo a los balcones o desde los umbrales de sus casas. A las 22.00 horas en punto se abrían las puertas y balcones de par en par.
Empezó a escucharse en equipos de sonidos oraciones, marchas procesionales propias de este día. Se encendieron una, dos, tres… muchas velas. De diferentes tamaños, pero muchas velas. Las calles se iluminaron en el silencio más sepulcral de la noche, haciendo honor al Titular de la Cofradía de San Gregorio.
Y se conmemoró el Jueves Santo recordando varios hechos importantes de la Semana Santa. Se vieron retransmisiones por televisión de la Última Cena con los discípulos donde se dio la primera eucaristía. También se conmemora cuando los sacerdotes de todo el mundo realizan el lavatorio de pies, recordando cuando Jesús lavó los pies de sus apóstoles, considerado como un acto de humildad. Otro de los actos de este día para la comunidad cristiana es la oración en el Monte de los Olivos, en el Huerto de Getsemaní, donde Jesús pidió a sus apóstoles que oraran con él, pero ellos cayeron en un sueño profundo, según la tradición católica. Durante este suceso, Judas Iscariote llevó a la policía del Sanedrín para que realizaran el Prendimiento de Jesús, siendo traicionado por unas monedas de Plata. Todo esto se recordó en las misas televisivas.
Todo se contó y se recordó ayer Jueves Santo.
El Hermano Mayor de la Cofradía del Silencio, Juan Pedro García, cumplió saliendo al balcón de su casa, trajeado, acompañado de su familia y rodeado de vecinos. Se encendieron velas. También un cirio. Y silencio. Silencio…
Los cofrades afrontaron la celebración de anoche unidos en las plegarias a sus devociones y en acciones de apoyo a los sanitarios, a los enfermos y a los familiares de los fallecidos por el coronavirus, siguiendo grabaciones en las redes sociales y en los portales de Facebook de la parroquia Santa María-San Gregorio, de Guareña; y al mismo tiempo recordando procesiones de otros años con imágenes en fachadas.
Se cantaron saetas en balcones con la iglesia de Santa María de testigo. Los cofrades se colocaron sus túnicas y capiruchos, la medalla de la cofradía, camareras de la Virgen con sus mantillas, tambores y trompetas de componentes de la Banda de la Unión de Cofradías..., y encendieron sus cirios y velas. Mientras tanto, sonidos de grabaciones musicales de marchas procesionales se oían por todas las calles de la localidad, se grababan imágenes con video desde los móviles... Y la gente se asomó en sus balcones, desde la puerta de sus casas, en las calles Estacada, Malfeitos, Nueva, La Parada, San Gregorio, Castillejos, Luis Chamizo, Arroyo, Salsipuedes… entre otras.
El capellán José Montesinos Manglano desde la iglesia de San Gregorio, y sólo, ofició la misa de la Última Cena del Señor a las siete en punto de la tarde. Y a las nueve la Hora Santa.
La jornada acabó con rezos y oraciones envuelto en velas que invitaron al recuerdo de la procesión de otros años. Esta de 2020 posiblemente sea «la procesión celebrada» más silenciosa de cuantas se han vivido desde 1948, año de la fundación de la Cofradía del Silencio. No salieron los pasos. No hubo filas de nazarenos por los acerados. No hubo procesión como la acostumbrada cada Jueves Santo. Pero sí hubo respeto. Y mucho silencio. Silencio…
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