

El primer día del año de 2023 (domingo), una mujer en estado de buena esperanza estaba citada ese día en el Hospital de Mérida para ser ingresada porque le hicieron la exploración en alto riesgo el viernes antes. Los médicos vieron que el feto no había puesto peso y «me citan ese domingo para empezar a provocarme el parto». María Esther Mancha López y su marido Abel Naranjo Manzano, junto a sus hijos Abel y Antonio, esperaban la llegada de un retoño.
Salieron tranquilos de su casa en la calle Camino Alcornoque, número 10, de Guareña. María Esther ingresó tan normal, «sin dolores ni nada». Le dijeron que cuando le inducen el parto «puede tardar hasta tres días en empezar a dilatar» y por eso se fueron los dos solos y tranquilos porque «solo iba a ingresar».
Los abuelos maternos y una hermana de María Esther se quedaron con los niños. Los abuelos irían a conocer a su nueva nieta y la hermana se quedaría con los niños. Se fueron solos porque la cosa iba despacio…, pero cuando llegaron al Hospital de Mérida «me pusieron para ir dilatando, fue empezar y en 15 minutos nació» la hermanita Vera Naranjo Mancha, «nadie esperaba que fuera tan rápido», relata María Esther el nacimiento de Vera. Es más, dice que dio a luz en monitores porque no dio tiempo a ir a paritorio, «cuando quisieron llamar a Abel para acompañarme, ya había nacido». Vera vino muy deprisa al mundo y con muchas ganas de vivir.
Los familiares se quedaron asombrados porque hacía 15 minutos que habían estado hablando con los padres de Vera, y María Esther no daba señales de dolores. Cuando los llamó Abel veinte minutos después para decirle que su hija ya había nacido, «se pensaban que era una broma» y todos vinieron corriendo a conocerla.
Ahora es «la princesita» de casa, así la llama Esther. Salió del vientre de su madre a las 19.20 horas del primer día del año. Parto natural y sin epidural, pesando 2,800 kilos. Se convertía en el primer nacimiento de 2023 en Guareña.
Cuenta María Esther que con dos varones, Abel de doce años y Antonio de ocho, la niña «vino por sorpresa». Precisamente el Día de la Madre (1 de mayo de 2022), «cuando me enteré en el Centro de Salud que me dieron la noticia de estar embarazada». Se presentó por Urgencia con molestias un domingo por la mañana, pensaba que era gastroenteritis y le dieron la noticia de estar encinta, «fue una sorpresa muy grande«.
«Me ingresaron por la mañana para provocarlo y por la tarde nació». Así lo relata María Esther (40 años), de profesión peón agrícola. Es nativa de Oliva de Mérida. Su marido Abel (38 años) es de Valverde de Mérida y también es peón agrícola.
La bebé Vera toma biberón cada tres horas, «se porta muy bien, es muy buena, y sus hermanos la miman, están muy pendientes de ella», explica su madre orgullosa de su princesita que la cuida como oro en paño.
Y ha sentado bien a la familia la llega de Vera. Todos están muy contentos, ya que por parte de María Esther, sus padres, solo tenían cuatro nietos. Todos varones. Y la abuela materna añoraba una nieta. Pues ya tiene a su nieta en el mundo. Y por parte de su marido Abel, sus padres tienen cinco nietos, cuatro varones y una hembra.
«Dos salimos del chozo (vivienda en la calle Camino Alcornoque de Guareña), tres golvimos al pueblo (María Esther, su marido Abel, y la bebé Vera), jizo Dios un milagro en el camino (Hospital de Mérida), no podía por menos«, versos del poeta Luis Chamizo que, en cada nacimiento, nos lo recuerda en su poema universal La nacencia. Nacencia de Vera Naranjo Mancha en el primer día del año en curso.
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